Capítulo 29: El juego

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—Buenos días.

El señor de la recepción me dedicó una mirada aburrida.

—Eh... vengo al campo —señalé la parcela verde que se avistaba a través de la cristalera.

—Claro, ¿tienes la tarjeta de socio?

—Sí —la saqué de mi bolso y se la enseñé.

—Ese de la foto es un chico, ¿eres transgénero?

—No, es mi novio, me ha dejado su carnet del club para que pueda entrar, él ya está dentro —sonreí como un angelito.

El recepcionista suspiró cansado y masculló un "que de trabajo me dan todos estos pijos, ojalá no me hubiera despertado"

—Nombre y apellidos —sentenció tecleando algo en su ordenador.

—¿Míos o de él?

Me miró como diciendo "¿en serio?"—Suyos.

—Daylen Darikson Watney Rhodes.

—Sí, está registrado. Su familia viene mucho por aquí. Viva el capitalismo —dijo sin ánimos—¿Quieres que te haga el carnet a ti también?

—Eh... vale —me encogí de hombros.

—Nombre y apellidos.

—Meadow Nicole Huffman Miller.

—¿Fecha de nacimiento?

—14 de enero del 2000.

—¿Tienes una foto de 3x4 centímetros?

—No —hice un sonido con mis labios.

—Bien, te pondré una de un tití.

—¿No hay de chinchillas?

Levantó la vista un momento de la pantalla para mirarme fijamente y volvió a posarla en el ordenador, escribió un par de cosas de cosas más y comenzó a imprimirse mi carnet.

La foto de un tití adornaba el documento y al lado aparecían mis datos personales.

—No vuelvas mucho por aquí, tengo que registrar las salidas y entradas de todos y es mucho trabajo.

Le di las gracias con una sonrisa y se apoyó en el mostrador volviendo a enterrar la cucharilla en la tarrina de helado.

—Hola —saludé a Celine, Novalee y Shaq, quienes estaban sentados alrededor de una mesita de café. Celine estaba leyendo una revista sobre decoración y Nov y Shaq jugaban a las cartas.

—¡Cuñi! —Shaq esbozó una sonrisa radiante—. ¿Te apetece un refrigerio?

¿Refrigerio?

—No, muchas gracias.

—¡Gané! —chilló Nov con entusiasmo—. Me has dado suerte Meadow.

—¿¡Qué!? No, no es posible, seguro que me has entretenido con algún truco, te has escondido cartas, ¿verdad?

—¡No! Siempre que pierdes haces lo mismo.

–¿Y qué hago listilla?

—Inventarte reglas estúpidas o acosarme para que no gane.

—Eso no es cierto.

—Por supuesto que lo es.

Celine y yo mirábamos la pequeña discusión como si fuera un partido de tenis.

—No, si lo fuera haría esto —extendió su mano y removió todas las cartas, mezclando ambas bazas—. ¿Ahora como vas a demostrar que has ganado tú y no yo?

El Chico del Piso de ArribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora