Capítulo 10: El cumpleaños

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—¿Caperucita y lobo?

—No, me tocaría ser el lobo.

—¿Mario y Luigi?

—No me favorece el verde.

—¿M&M's?

—Ni siquiera me gustan.

—¿Ángel y demonio?

—Muy típico.

—¡Dios Meadow eres muy quejica!

—¿Y qué hago si no me gusta ninguna opción? ¿Por qué tu cumpleaños tiene que ser de disfraces?

—Pues porque siempre he querido que sea en Halloween, culpa a mis padres de procrearme en octubre y tener que amoldarme a los meses de verano —se giró y entró en otra tienda de disfraces.

—¿Procrearte? ¿Desde cuándo hablas de forma tan delicada?

—Desde que estoy expandiendo mi vocabulario, deberías hacer lo mismo, ¿unicornio? —levantó un disfraz diminuto de animal.

—Es pequeñísimo Al.

Resopló harta de mí, llevábamos cuatro tiendas y nada me gustaba.

—¿Por qué no nos disfrazamos por separado?

—Porque quiero disfrazarme en pareja, es más divertido. Vale, ¿qué te parece Kim Possible y Shego?

¿Kim Possible y Shego? Bueno, era la mejor opción hasta ahora y por la cara que tenía mi mejor amiga si no aceptaba ese disfraz podría matarme cuando estuviéramos de vuelta en su coche, así que no me quedó más remedio que aceptar.

—No nos va a dar tiempo de arreglarnos, todo porque eres una inconformista —Alizee arrancó el coche en dirección a su casa.

—O tal vez porque hemos esperado hasta el último día.

—Sí, porque tenía que estudiar para las recuperaciones.

—Bueno, como sea, tampoco tardaremos tanto.

—¡Pero tengo que supervisar la decoración, la comida, la lista de invitados y mi pastel de cumpleaños! —chilló estresada mientras pisaba el acelerador.

—Ya tienes a un equipo que hace todo eso por ti, lo contrataste tú ¿recuerdas? —era impresionante la cantidad de personas que estaban encargándose de su fiesta. Privilegios de ser adinerada.

—¿Y? Aun así me gusta controlar que todo vaya bien.

Rodé los ojos divertida, Alizee se ahogaba en un vaso de agua, justo como yo, éramos igual de exageradas.

—Querida, cierra los ojos —Madison, la chica encargada de nuestro maquillaje, estaba dándome los últimos retoques. Alizee ya estaba lista y había bajado para asegurarse de que todo estuviera bajo control.

—Ya está. Luces increíble —me agarró de la mano llevándome hacia el espejo.

Vaya, ¿esa era yo? Madison sí que sabía hacer un buen trabajo. Llevaba un traje de licra verde y negro con cinturón a juego, unas botas del mismo color y una peluca negra. Alizee era Kim, quería verse con el pelo pelirrojo y yo estaba harta de él, mis ojos estaban delineados con sombras oscuras haciendo que resaltara el verde y a su vez combinaban con el pintalabios color negro.

—Muchas gracias Madison, eres increíble —le di un pequeño abrazo y marché escaleras abajo.

La fiesta había empezado hace media hora y estaba a reventar. La casa estaba completamente decorada con temática hawaiana y había gente disfrazada por todas partes, el alcohol ya había comenzado a penetrar en los sistemas sanguíneos de los presentes y la música se podía escuchar desde todas las partes de la inmensa casa. El jardín estaba decorado con pequeñas luces en forma de guirnaldas y el pastel se encontraba en una de las mesas de fuera, la piscina estaba abarrotada y llena de globos, flotadores y colchonetas.

El Chico del Piso de ArribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora