Capítulo 31: La espía

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—¿Es vuestra primera pelea?

—Sí, ¿qué se hace en estos casos?

—¿Qué hacías cuando te peleabas con Gio? —preguntó Nov.

—Me disculpaba o hacíamos como si nada hubiera pasado, pero Daylen no es Gio.

—Bueno, hacer como si nada hubiese pasado no es la solución, yo creo que deberíais hablarlo —comentó Al mientras se pintaba las uñas.

—Chica, yo nunca he tenido una relación seria, así que el único consejo que te puedo dar es que el amor falla, pero el perreo nunca. Podemos irnos de fiesta —propuso Nov.

Hice una mueca disgustada. Irme de fiesta era lo último que me apetecía en estos momentos.

>>Si quieres puedo hablar con mi hermano, lo he estado llamando, pero no ha atendido ninguna de mis llamadas. Al fin y al cabo parte de la culpa la tengo yo.

Negué rápidamente. No quería involucrar a más personas.

—¡Soy estúpida!

—No lo eres Meadow, solo demasiado influenciable.

Llevaba llorando desde anoche cuando volví a mi apartamento, no había dormido nada. Mi mejor amiga se encontraba sentada conmigo mientras me acariciaba el cabello en gesto cariñoso y Novalee estaba en videollamada desde la cafetería, se escapaba al almacén para poder hablar con nosotras y corría hasta la barra cuando entraban clientes.

—¡Es que no me lo puedo creer! ¡El cabrón tiene los huevos de presentarse aquí con esa fachada que nadie se cree! —explotó Alizee.

—Inocente y estúpida —me soné los mocos—. ¡Cómo se me ocurre decirle que nos demos un tiempo! No quiero tiempo, lo quiero a él.

—Es por eso que no deberías de haber tomado la decisión en caliente Meadow —Alizee siguió acariciándome el pelo. Me recordaba a la madrastra de Cenicienta cada vez que acariciaba el pelaje de Lucifer.

—¿Y qué hago? —me levanté de golpe—. ¿Voy y le digo que he cambiado de opinión?

—¡No! No puedes decirle eso, lo vas a volver loco —me riñó mi mejor amiga.

Bufé agobiada y me entraron más ganas de llorar.

—Voy a vestirme.

—¿Vas a ir al trabajo? ¿Por qué no llamas y dices que estás enferma?

—Ya lo he hecho y no ha servido de nada, mi jefe me ha dicho que si no me presento hoy en el trabajo me pone de patitas en la calle.

—Cabrón —masculló Al.

Había descubierto que Alizee tenía bastante mala leche en su interior.

Me miré en el espejo del baño y suspiré.

Vaya desastre de persona Meadow.

Tenía los ojos algo hinchados e inyectados en sangre, estaba más pálida de lo normal y tenía los labios secos y partidos. Me eché agua en el rostro y me maquillé un poco. Una cosa era estar hecha mierda y otra dejar que lo vieran.

Cuando llegué a la lavandería empujé la puerta con algo de miedo.

No sabía si prefería encontrarme a Daylen o no.

En cuanto escuché un ruido proveniente de los vestuarios corrí a esconderme detrás del mostrador como una rata.

Saqué la cabeza por una esquina y visualicé mi objetivo.

Respiré tranquila cuando vi a mi jefe salir de allí.

Todo despejado Meadow.

—Melody —espetó el señor Nicholas con su característico tono demandante.

El Chico del Piso de ArribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora