Segunda carta

107 14 10
                                    

El otro día fui a ver una obra de teatro.

Romeo y Julieta.

Y pensé: ¡qué tragedia aquella que no deja que dos personas se amen por y para siempre!

Y no pude evitar pensar en nosotros.

Y encontré varias diferencias.

Lo nuestro no fue cosa del destino, fueron decisiones.

Lo nuestro no tenía dos personas que se amaban por y para siempre.

Pero también encontré varias semejanzas.

La pasión y el amor fue ferviente, tal como el de Romeo y Julieta.

La tragedia fue parte de nuestra historia de amor, casi como una tercera persona.

Pero por sobre todo encontré algo que nos separaba como dos extremos de un hilo invisible.

Yo no era Julieta, yo no moría por amor, yo resurgía y me mantenía fuerte aunque mis heridas sangrasen.

Y tú no eras Romeo, no eras lo suficientemente valiente como para luchar por amor.


El Chico del Piso de ArribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora