El contrato

1.2K 108 76
                                    



Es increíble la rapidez con la que pasa el tiempo. Derek ha podido rentar un lugar para formar una pequeña empresa aunque su idea es crecer tanto como en Alemania o Londres, aun así ambos compartimos la responsabilidad de cuidar a Kerstin, parece ya haberse adaptado a nosotros. La dejo en un tapete con sus juguetes y algunas cosas que la entretengan mientras limpio el resto de la casa.

— ¿Cómo están las mujeres más bellas del mundo? – pregunta Derek al entrar con la despensa a la casa.

— Bueno pues ahora soy cenicienta. – respondo.

— Espero que pronto sea la hora del baile. – eleva una ceja y se lambe los labios, sonrió y niego al mismo tiempo.

— Horario familiar. – digo, me acerco a Kerstin y recojo algunos juguetes.

— Ma...ma – balbucea, volteo y me mira sonriente.

— ¿Oíste eso? – pregunto sorprendida y emocionada.

— Increíble, yo la hice ¿Y te dice mamá a ti? – pregunta fingiendo indignación.

— Hago un gran trabajo. – respondo mientras tomo a la pequeña entre brazos.

— Definitivamente. – responde.

Pasamos la tarde jugando con la pequeña hasta que cae rendida y duerme tranquilamente, llevamos ese pequeño walkie talkie a todos lados para escuchar a Kerstin en todo momento, entramos al baño, la tina está llena de espuma y pétalos de rosa, el olor es increíble, hay algunas velas, Derek es un poco romántico, algo que conozco cada día de él.

— Creí que merecías relajarte.

— Eres increíble ¿Lo sabías? – pregunto me abra por detrás y volteo para darle un beso.

Desabrocha mi blusa mientras besa mi cuello, cierro los ojos y disfruto de su tacto, ahora procede a desabrochar mi pantalón y bajarlo, saco mis piernas de él y él las acaricia, desabrocha mi sostén y acaricia mis pechos, baja mi bikini y quedo completamente desnuda ante él, lo contemplo mientras se desviste, hace algunos movimientos como si fuera un striptease y eso me hace reír, nos besamos y entramos a la tina, mi espalda está unida a su pecho sus manos masajean mis hombros, mis pechos y finalmente estimula mi clítoris, puedo sentir la dureza de su miembro, pero continua masajeando mi cuerpo, me remuevo al sentir placer entre sus manos, doy media vuelta y ahora nos encontramos de frente, me monto en su miembros y nos movemos al mismo ritmo, echo la cabeza hacia atrás, mientras él araña mi espalda, besa mi cuello y succiona mis pechos, el agua choca contra nuestros cuerpos y comienza a desbordarse por nuestros movimientos, al llegar al clímax permanecemos unidos, pasados unos minutos me bajo de él, ahora estamos de extremo a extremo, acaricia mis piernas y masajea mis pies, cierro los ojos mientras me dejo consentir.

— ¿Cómo te fue con Joseph? – pregunta.

— Bien, todo parece en orden.

— ¿De que hablaron? – pregunta con interés.

— Creo que Joseph siempre creyó que llegaría el día en que dijera que lo quería como algo más que un amante o un amigo...

— ¿Pero?

— Siempre fui clara con él, solo me importaba divertirme, sentir placer, cuando conocí a Matt todo parecía color de rosa, demasiado bueno para ser verdad, pero para ser sincera de entre todos Joseph siempre ha estado ahí.

— O sea que ¿Él tenía un interés romántico contigo?

— Si. – respondo pero para nada lo miro desconcertado.

ENCUENTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora