Competencia

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— Deberías ir a verlo si tanto te preocupa. – dice mi padre, volteo y dejo las cortinas en su lugar.

— No... yo...

— Creo que lo estas evitando, él no puede venir pero tu si y si Mahoma no va a la montaña, la montaña puede ir a Mahoma.

— Físicamente imposible.

— Sabes lo que quise decir. – responde, sonrió y niego.

— No lo sé... realmente no creo que sea el bueno como lo dijiste hace tiempo.

— Lo es, créeme.

— Vamos a comer. – digo, él camina con la ayuda de sus muletas y las deja a un costado de la mesa. – ¿Quieres pasta? – pregunto y asiente, le pongo una porción de verduras hervidas y una pieza de pollo.

Comemos y platicamos de mi situación y lo culpable que se siente mi padre por este accidente, aunque le he dicho cientos de veces que no es su culpa, él sigue pensando que lo es, pero evidentemente él no podía controlar el desastre natural.

Acondiciono la habitación de huéspedes para que mi padre este más cómodo y no tenga que subir y bajar escaleras, limpio la habitación y bajo la cama que teníamos arriba. Mi papá dice que es mucho trabajo pero no importa, lo importante es que él esté bien y cómodo.

Escucho el timbre de la puerta y junto con él un grito de mi padre: – ¡Yo abro! Voy corriendo hasta la entrada, Joseph esta frente a mi padre, él se da media vuelta y camina hacia la sala.

— Buenas tardes señor. – dice Joseph.

— Buenas tardes muchacho. – responde.

— Ammm... no es grosería pero ¿Qué haces aquí? – preguntó un poco molesta, apenas lo he vuelto a ver y no sé lo que paso en el hospital.

— Quiero... ¿Podemos... platicar? – pregunta, mi padre me mira y luego voltea su vista al televisor.

— Estoy un poco ocupada, tengo que bajar una cama y...

— Perfecto, te ayudo. – dice y asiento, presiono los labios y subimos las escaleras, no puedo evitar ver a mi padre, parece un poco incómodo con la situación.

— Bien, yo la tomo de abajo y tú de arriba. – digo y asiente. – Vas a tener que bajar primero.

— Está bien. – dice, cargamos la base de la cama y la bajamos poco a poco. – ¿Cómo has estado? – pregunta.

— He tenido mejores días. – respondo, pujo por un momento por el esfuerzo.

Pasamos a un costado de mi padre y él nos mira, en esos momentos guardamos silencio y continuamos bajando algunas cosas, deslizamos el colchón por las escaleras, Joseph baja un buró y un pequeño cajonero para poner algunas cosas y bajo la para para acomodarla en el closet.

— Es una habitación amplia. – dice Joseph.

— Si, un poco, es mucha casa para una persona. – digo y asiente.

— Escucha Amber...– me mira y guarda silencio por un momento. – Sé que no tuve que meterme en esto, pero...

Lo tomo desprevenido y lo beso en los labios, mi lengua explora su boca y su lengua busca con deseo la mía, me abraza y sus manos pasean por mi cuerpo.

— Espera. – dice, se aleja de mí y lo miro confundida. – No quieres hacer esto, creme...

— Tenemos que salir o mi papá va a pensar lo peor. – asiente y salimos de la habitación.

ENCUENTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora