Toco su piel, es tan suave y bien cuidada, recorro cada centímetro desde sus hombros hasta su cadera mientras quito cada prenda de su cuerpo, sus pechos son firmes y perfectos, me encanta tomarlos entre mis manos, estrujarlos y mirar cómo se excita con mi tacto.
— Mi turno. – dice mientras miramos a un espejo.
Se coloca detrás de mí y comienza a desabrochar mi camisa, continuamos viendo nuestra excitante escena, besa mi cuello y con sus manos abraza mi torso, sus manos se dirigen a mi cintura y procede a desabrochar el cinturón y luego deslizar el cierre, la miro moverse y ponerse de rodillas frente a mí. Me muestra su lengua y lame mi miembro del inicio a la punta y viceversa, quiero penetrar su boca, pero cuando lo intento se detiene, toma un paquete de pastillas para refrescar el aliento, la chupa y la coloca en la punta de mi miembro.
— No te muevas. – ordena, mientras comienza a darle pequeñas succiones a lo largo y alrededor de mi pene.
Puedo sentir el frescor de la pastilla y como mi boca se seca ante el deseo que tengo de cogérmela por todos lados. Toma la pastilla y la chupa, mete mi miembro a su boca y comienza a chuparlo y succionarlo, su lengua es bastante hábil, quiero moverme, pero sus manos sostienen mis caderas, juega con la pastilla dentro de su boca y sentir el estremecimiento de lo fresco y lo caliente que esta mi cuerpo me hace estremecer y desear cada vez más. Me mira y se lame los labios, deseosa, provocativa, chupa mi miembro con fuerza y delicadeza, sus manos arañan mi piel y siento que me voy a venir, continua lamiendo y succionando, pasa su lengua y hace círculos con ella mientras lame, tomo su cabeza y le doy un fuerte empellón, la miro sonreír con malicia, sujeto su cabeza mientras continua succionando mi miembro, mi cuerpo tiembla, estoy a punto de venirme, chupa mi lengua y comienzo a chorrear, mi liquido cae sobre sus pechos y cuello, disfruta lo que hace y la levanto para besarle los labios, se muerde el labio inferior y sonríe.
— Me vuelves loco. – susurro.
— Tu turno. – dice mientras me agacha.
Miro debajo de su falda y lleva una tanga negra y ese liguero que me encanta, con mis dedos comienzo a masturbarla sobre la ropa, pone una pierna sobre mi hombro y gime mientras acaricio su sexo, poco a poco adentro por su ropa interior y puedo tocar su vagina, está húmeda, lamo me dedo y vuelvo a introducirlo, desabrocha su falta y la deja a un lado, revuelve su pelo al sentir mis manos, pero continua firme, su tacón se encaja en mi espalda, pero puedo decir que es un dolor que estoy gozando, acerco mi boca a su sexo y le doy ligeras mordidas, ella gime de placer, mi lengua toca la entrada de su vagina y comienzo a chupar, gime con fuerza y acaricio su piel, mis manos llegan a sus pechos y los estrujo.
— No pares. – pide.
— No lo haré. – digo al levantarme, la echo a la cama y abro sus piernas, hago a un lado su tanga y lamo su vagina.
Introduzco mis dedos y la masturbo mientras continuo lamiendo, la miro tomar el edredón de la cama con fuerza y hacer puños, abre más las piernas y la tanga comienza a estorbarme porque cada vez que se mueve, la tanga vuelve a su lugar, acaricio sus largas piernas y desabrocho el liguero, saco la tanga, porque odia que rompa su ropa interior favorita y continuo con mi trabajo.
Meto mi cara entre sus piernas, mi lengua juguetea con su sexo, introduzco mis dedos, ella gime y grita, se acaricia los pechos y yo succiono, introduzco mi lengua lo más que puedo y toco su clítoris repetidas veces, sus manos toman mi cabeza con fuerza y abre más sus piernas, vuelvo a meter mis dedos y mi miembro palpita por estar dentro de ella.
— ¡Siií! – chilla gimoteando.
Sus piernas tiemblan y siento su estremecimiento, el sabor de su sexo es tan familiar que lo considero mi sabor favorito, siento como se viene y se libera teniendo un orgasmo en el que grita y tiene la boca completamente seca. Sonríe y parece descansar.
— ¿Complacida? – pregunto.
— Aún no. – dice levantándose rápidamente mientras toma su bolso, la miro con curiosidad y sonríe. Entra al baño, miro mi miembro erecto y deseo saber cómo va a apagar el fuego interno que siento por ella. – Creo que me he portado mal, profesor. – dice, la miro con una minifalda con cuadros, una blusa blanca haciendo el atuendo perfecto de una colegiala y una regla de plástico.
— Efectivamente. – me levanto, mi miembro palpita con más fuerza, parece más ansioso. – Permítame mostrarle su castigo. – me entrega la regla y parece asustada, la miro con deseo y ella a mí, la atraigo hacia mí y la pongo a horcadas sobre mis rodillas.
— No sea tan duro profesor.
— Trataré. – respondo, acaricio su trasero, paseo mis manos y luego le suelto un azote con la regla, ella gime y vuelvo a hacerlo, me levanto y coloco un preservativo. La penetro con fuerza y ella grita, la he tomado desprevenida, siempre esta lubricada y dispuesta, la azoto mientras me la cojo y ella gime más fuerte.
— Si profesor, sí, he sido una alumna mala. – sus palabras hacen que me excite más y continuo azotándola.
La levanto aunque sigo dentro y le doy ligeros azotes en su vagina, ella grita y se mueve, sus nalgas están paradas para continuar recibiendo mis azotes. Desabrocho su blusa y miro sus pechos, salgo de ella y le doy la vuelta, levanto sus piernas hasta mis hombros y las cruzo, entro en ella y continua gimiendo, veo el movimiento de sus pechos, los succiono, la penetro con fuerza y escucho sus gemidos como la mejor de las melodías. Toma mi cadera y la mueve con rapidez, le abro las piernas y se mueve a su propio ritmo.
— Mi turno profesor. – dice al mostrarme el potro y sentarme en él.
Se sube a mi miembro y como si lo lamiera goza mientras va cayendo sobre él, brinca y miro sus pechos moverse, gime y busca nuestro placer, se mueve con fuerza y poco a poco disminuye la velocidad de sus movimientos, besa mis labios y luego mi cuello acaricio su espalda y la hace estremecerse, se echa para atrás y ahora yo la penetro, abre las piernas y la minifalda cubre un poco su sexo, lo descubro y miro como entro y salgo de ella, mis testículos chocas con la entrada de su vagina y ella goza todo lo que hago, deslizo mis dedos hasta su clítoris y lo presiono, grita y continuo haciéndolo, por un momento me detiene y me lleva a la cama me monda de espaldas y se mueve diferente, gime y continua con sus movimientos, trato de sentarme para tocar sus pechos y abrazar su cintura, estoy a punto de venirme nuevamente y ella continua, la tomo de la cintura y la penetro fuerte, de echa hacia adelante y me da total acceso para cogerla en la posición de perrito, la azoto y la penetro, está completamente empinada, tomo sus manos y los coloco por detrás, nuestros cuerpos están sudados, chocan una y otra vez hasta conseguir nuestro deseo, al llegar al clímax me echo sobre ella y respiramos con dificultad.
— Feliz cumpleaños profesor Bennett.
Disfruta la lectura
ESTÁS LEYENDO
ENCUENTROS
RomanceSecuela de "El placer de la tentación" Después de la demanda a la que se enfrentaron el profesor Bennett y su alumna Amber acusados por confraternizar, la academia estudiantil al igual que el Juez los declara inocentes pero aún al terminar su relaci...