Despierto y veo a mi padre sentado a mi lado, me mira con comprensión mientras cepilla mi cabello.
— ¿Cómo te sientes? – pregunta.
— Adolorida. – respondo.
— Ya no tardan en traer tu desayuno.
— Esa cosa no merece el nombre desayuno. – bromeo, trato de reír pero todo esfuerzo hace que me duela la herida.
— ¿Por qué no me dijiste lo de la emancipación? Y sobre todo, de tus sospechas de un embarazo. – su voz es tranquila, aunque sé que son reclamos lo único que hago es bajar la mirada.
— La emancipación fue poco antes de Illinois, cuando discutí con mi madre por no haber llegado sino hasta el día siguiente, dijo que no toleraría más mis tonterías de niña rebelde y no sé, me enoje mucho y solicite la emancipación cuando recibí mi primera beca.
— ¿Por qué no lo sabía? – pregunta.
— Me sentí fatal después de hacerlo, pero llamaron a mamá para notificarle, después de eso no volvimos a hablar por mucho tiempo, dijo que no sabías nada porque no quería romperte el corazón. – respondo.
— ¿Y el embarazo? – pregunta.
— Es más difícil de lo que parece. – hago una pausa para buscar las palabras adecuadas y digo: – Me sentía asustada, feliz, triste, enojada, fue una combinación de muchas emociones, no podía dejarme llevar por si iba a ser madre o no y si era de Matt... o de Joseph. – me mira sin decir nada y continuo: – Matt y yo estábamos o estamos en muy malos términos, él tiene planes de boda con otra mujer y Joseph... algo de mí sabía que no era el momento, pero otra parte le hacia una pequeña ilusión, pero supongo que todo eso termino.
— Lamento haber firmado, pero no me arrepiento, porque si no lo hubiera hecho, no tendría la hija maravillosa que veo frente a mí. – mis ojos se cristalizan y comienzan a salir lágrimas. – No puedo imaginar la vida sin ti Amber, eres lo único que me queda, si no te tenia a ti nunca iba a tener nietos, pero aunque nunca tenga nietos, sé que te voy a tener a ti.
— Lo siento. – digo.
— Yo lo siento más, créeme... te amo más que toda mi vida.
— Buenos días. – dice Jonathan, lleva una charola cubierta y no puedo evitar el asco que siento de comer esa comida.
— ¿Con que me va a deleitar este día el chef del hospital?
— Aunque lo dudes si es un chef, pero... estoy consintiendo a mi paciente favorita. – dice. – Es para despistar, pero la comida es del mejor restaurante de Delaware.
— Confío en ello. – respondo.
La comida es simplemente increíble, un orgasmo en mi boca, puedo sentir la exquisitez de los sabores. Jonathan dice que es una comida balanceada ya que necesito recuperarme, pero que en menos de lo que espero estaré fuera del hospital.
— Hay alguien que quiere verte. – dice de manera forzada, su expresión lo dice todo y niego.
— No quiero ver a nadie.
— Amber... no vas a estar toda la vida en el hospital, quizá aquí puedas evitarlo, pero allá fuera lo encontraras muchas veces y lo mejor es ser claros. – dice mi padre, sus palabras siempre son tan sabías, pero esta vez me aferro a mi decisión.
— Pues espero tener al menos esa tranquilidad en lo que estoy aquí, así que no importa... no quiero ver a nadie.
Mi celular vibra y veo un mensaje en WhatsApp, una imagen adjunta y continúan escribiendo mientras descargo la imagen:
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ENCUENTROS
RomanceSecuela de "El placer de la tentación" Después de la demanda a la que se enfrentaron el profesor Bennett y su alumna Amber acusados por confraternizar, la academia estudiantil al igual que el Juez los declara inocentes pero aún al terminar su relaci...