Me acuesto exhausta y desnuda, Derek acaricia mi cuerpo, besa mi hombro y su cálido aliento enciende mi cuerpo, se monta encima de mí, abre mis piernas y lo recibo gustosa, con cada penetración libero un jadeo, sostiene mis manos sobre mi cabeza, su lengua chupa mis pezones mientras le entrego mi cuerpo y nos unimos en un glorioso orgasmo.
— No te imaginas cuanto me gusta estar dentro de ti. – sonríe y me da un beso en los labios.
— Supongo que lo mismo que a mí me gusta que estés dentro de mí.
— He pensado algo. – dice mientras se acuesta a mi lado, nos cubrimos con la sabana estando frente a frente.
— ¿Qué? – pregunto, me acomoda un mechón de cabello en la oreja y acaricia mi rostro.
— Creo que aunque la pasamos bien con Joseph, él necesita alejarse de ti.
— ¿Por qué?
— Porque él te quiere de una forma en la que quizá nunca le vas a corresponder. – pienso en sus palabras y de alguna manera tiene razón. – Entiendo que quizá esto para ti no vaya a ningún lado, pero por ahora estamos juntos y Joseph solo vive con la esperanza de que un día yo no este contigo o no solo yo, cualquiera para poder venir a ti.
— Tienes razón.
— Es un gran sujeto, pero creo que merece vivir una experiencia bonita.
— ¿Bonita? – pregunto burlista.
— Ya sabes, donde sientan que las manos le sudan o el corazón se acelera, donde quieres ser perfecto para ella.
— ¿Ah sí? ¿Y porque no lo haces? – pregunto.
— Oye, aunque no lo creas, me ponía nervioso verte en el local, espero sea un halago o me retracto de mis palabras, pero solo imaginarte me la ponías dura Amber Jinks.
— ¿Ah sí?
— Bastante.
— Creo que debes retractarte.
— ¿En serio? Lo siento.
— De rodillas. – susurro, se muerde los labios y me besa.
— Eres insaciable.
— Lo sé. – lo abrazo y nos damos un beso en los labios. – Creo que tienes razón, pero ¿Cómo puedo ayudarlo?
— Pues lo más vago son las aplicaciones, citas rápidas o bien en el local, ya sabes... de cacería.
— ¿Cacería? – pregunto y pone los ojos en blanco.
— Es una mala expresión pero es lo que hay.
— ¿Y tú lo vas a ayudar?
— Puedo ser su coach.
— Bueno Joseph tiene 39 años y no creo que quiera hacerlo.
— Oye te gustan mayores. – dice y asiento.
— De esos que llaman señores. – respondo, levanta mi mentón, sonríe y me da un beso.
— La verdad es que estoy pidiendo tu consentimiento para ayudar a Joseph a tener un nuevo ligue.
— Lo sé. – contesto. – Adelante.
— Bien.
— Bien.
Me abraza a su cuerpo, nuestros cuerpos se unen ante nuestra desnudez, con Derek siempre se siente como la primera vez.
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ENCUENTROS
RomanceSecuela de "El placer de la tentación" Después de la demanda a la que se enfrentaron el profesor Bennett y su alumna Amber acusados por confraternizar, la academia estudiantil al igual que el Juez los declara inocentes pero aún al terminar su relaci...