Me mira con deseo mientras me tiene totalmente expuesta y sola para él, escucho el sonido de un vibrador, mi boca está seca de tanto gemir, pasea el vibrador por mis pechos, arqueo mi espalda y deseo más, lo desliza entre mis muslos internos, abro mis piernas y él sonríe con malicia, lo introduce en mí, apenas vibra siento que voy a explotar, lo apaga y me siento frustrada, vuelve a encenderlo, mis pes presionan el colchón con fuerza, pero lo apaga nuevamente, una vez más lo enciende y ahora incrementa la fuerza, lo saca de mi interior e introduce su miembro, nuestros cuerpos se unen, el vibrador continua con su función aunque a un lado mío, trato de tirar de mis brazos pero están esposados y no puedo moverme, Derek me toma con fuerza mientras gemimos, grito ante sus potentes penetraciones y la sensibilidad en mi entrepierna, me coge una y otra vez, y finalmente siento como se viene dentro de mí. Nuestros cuerpos se encuentran sudados, Derek me des esposa y mis brazos descansan.
— Buena chica. – susurra.
— Tal vez deba portarme mal más seguido. – comento.
— Aún no terminamos.
Camina desnudo hacia un maletín, lo pone en la cama y veo un gran repertorio de fustas, vibradores y algunos otros juguetes sexuales.
— Ponte lo. – ordena, es un arnés de resorte, rodea mis pechos, mi cuello y mis piernas, prácticamente no me cubre nada, solo son líneas en mi piel. Derek me mira y veo su creciente erección. – En cuatro. – ordena. Obedezco, tira de los resortes y golpea mi piel. – Si en algún momento no soportas el dolor quiero que me lo hagas saber ¿Entendido? – pregunta y asiento, me da un azote y repite – ¿Entendido?
— Si.
— Cada fruta significa un grado de dolor, si el dolor es tolerable no hay problema, el dolor más pequeño es fresa, un poco más fuerte manzana, aún más fuerte mango y finalmente sandía
— Como un coctel de frutas. – respondo y asiente.
— ¿Estas de acuerdo?
— Si. – respondo.
— Bien, entonces...
Acaricia mis pechos estimulándolos, siento cada poro de mi piel reaccionar a su tacto, inclina mi cabeza hacia el colchón y toma mis brazos por detrás, siento la asperidad de la cuerda, ata mis tobillos y finalmente los une, lo que me deja inmóvil y totalmente expuesta. Me da media vuelta y abre mis piernas. Mete su dedo indicen entre el arnés y mi piel, tira de él provocando un ardor excitante, jadeo deseosa de tenerlo dentro de mí, pero parece gozar mi excitación. Toma dos pequeñas pinzas del maletín, de ellas cuelgan plumas, chupa mis pechos y succiona mi pezón, pasea su lengua entre mis pechos mientras me mira con deseo. Coloca una de las pinzas en mis pezones la goma que tiene en la punta protege mi piel, lo veo deslizar un arillo que aplica más presión.
— Mango. – susurro y se detiene.
— Las plumas tienen otro efecto. – dice mientras las menea y mi piel reacciona. – Abre la boca. – obedezco e ingresa el par de bolas que hace tiempo habíamos ocupado en aquel local.
Una vez lubricadas las introduce en mi sexo, gimo y acaricia mí clítoris. Deseo que se introduzca en mí, pero no lo hace, continua estimulándome y siento que en cualquier momento voy a explotar, mueve las bolas dentro de mí, me da pequeños azotes con una fusta y grito de placer, me acomoda, deja mi cabeza al borde de la cama e introduce su miembro, mientras continua estimulándome, su lengua juega con mis labios vaginales y gimo, quiero desatarme, pero no pero hacerlo, continuo succionando su miembro, penetra mi boca con fuerza hasta que consigue venirse, me lambo los labios y me mira excitado.
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ENCUENTROS
RomanceSecuela de "El placer de la tentación" Después de la demanda a la que se enfrentaron el profesor Bennett y su alumna Amber acusados por confraternizar, la academia estudiantil al igual que el Juez los declara inocentes pero aún al terminar su relaci...