La Búsqueda

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** ¿Todo bien?**

Mi celular vibra y veo un mensaje de Joseph, siento que no sé lo que hago, no puedo pensar ni siquiera un momento.

**No**

** ¿Qué ocurre?**

**Están desaparecidos...**

****************

Han pasado tres días llenos de desesperación, tristeza y ansiedad, no he podido comer o dormir, varias personas esperamos en la comisaría e incluso asistimos al hospital. Al día de hoy encontraron el cuerpo de un chico de aproximadamente 17 años, su padre continua perdido, es una pesadilla. Solo puedo pensar en que tenía mucho por vivir.

Joseph ha permanecido a mi lado en todo momento, aunque entiendo que tiene una familia a la cual atender, de vez en cuando me deja sola, pero continua en contacto conmigo vía telefónica.

— Encontraron dos cuerpos más, están yendo al Hospital Delaware. – anuncia un oficial, enciendo el auto y voy camino allá, no estamos muy lejos. Mi auto se ha convertido en mi casa, temporalmente.

Al llegar al hospital esperamos en urgencias que es al área en el que llegaran, otras cuatro personas llegan corriendo, nuevamente siento ese extraño mareo, pero continúo a la espera.

De pronto la ambulancia llega, ingresa una camilla, los doctores corren mientras comienzan a equipar, no puedo ver entre tanta gente, continúan corriendo hasta que los alejan de nosotros, sigo la segunda camilla y parece ser que es mi padre o quizá Matt. ¿En qué momento se les ocurrió vestirse igual? Escucho que los doctores comienzan a dar posibles diagnósticos mientras preparan a cada uno.

— Aún no sabemos quiénes son, vienen del río Delaware, uno de ellos tiene una pierna rota y un fuerte golpe en la cabeza, el otro señor tiene meningitis, en términos simples el cerebro inflamado, necesitamos desinflamarlo lo más pronto posible. – dice el Doctor que nos ha estado viendo bastante seguido.

Me siento en la banca, los paramédicos bajan con alguna cosas, miro la chamarra de mezclilla con fondo en cuadros que ambos llevaban puesta, se ve bastante mojada y sucia.

— ¿Es pertenecía de uno de los heridos? – pregunto con esperanza.

— No lo sabemos, estaba en el agua, la encontramos en la orilla, antes de encontrarlos.

— ¿Estaban juntos? – pregunto.

— No señorita.

Siento un dolor muy fuerte en la cabeza, tomo aire y voy al baño a echarme un poco de agua en la nuca, detrás de mi ingresa otra mujer igual de cansada y devastada que yo.

— Hola. – me saluda, nuestras miradas se encuentran en el espejo y respondo:

— Hola.

— ¿Cómo estás? Bueno... cómo te sientes.

— Cansada.

— Ya... Tus familiares...

— También están perdidos. – contesto, en un segundo su cara se descompone y comienza a llorar, su largo cabello rubio parece incluso sucio. – Pero van a estar bien. – continuo.

— ¿Realmente lo crees? – pregunta entre sollozos.

— Si. – contesto, o al menos es lo que deseo.

— Es difícil...

— Lo sé. – asiente y limpia su nariz con un poco de papel.

— Lo siento yo... no tenía con quien hablar de esto.

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