Estaré

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Mi padre y yo tenemos una larga charla, me llama la atención por tomar decisiones tan apresuradas, pero en realidad con Derek me siento bien, es como si nada de lo que haya vivido importara ahora. Pero también sé que me cuento tiene una vigencia y eso se terminara cuando finalice mi estancia en Cambridge.

Aún no sé qué pasara cuando tenga que volver a Nueva York y sobre todo de alguna manera volver al pasado.

— Nunca me he considera digno de juzgar a nadie, pero creo que vas muy a prisa, hace unos meses llorabas por un chico y ahora estas feliz con alguien más.

— Es extraño lo que voy a decirte, pero Derek es único, me siento bien con él, me hace reír, tiene detalles...

— Solo quiero que tengas un tiempo para pensar en ti, solo en ti. No pienses en la soledad, porque a veces es mala consejera. – dice y entiendo lo que quiere decir.

— Sé que tengo que volver a Nueva York...

— ¿Y qué va a pasar con este muchacho? – pregunta y me encojo de hombros.

— No sé, pero quiero disfrutar todo lo que dure. – respondo y asiente.

— Te quiero Amber, pero quiero que te quieras.

— Lo hago. – contesto.

— Eso espero.

Entiendo todo a lo que se refiere mi papá, pero realmente me siento muy bien con él.

Derek planea una salida para conocer un poco más a mi padre, ambos tenemos un poco de trabajo, pero nos damos un espacio para poder estar con mi padre e invitarlo a conocer Inglaterra o al menos una parte.

Acudimos al Senate, tiene una buena vista y comida exquisita, mientras deleitamos nuestros paladares con fletes de pescado y pasta mi padre pregunta:

— ¿Y cómo se conocieron? – el bocado se me atora y toso para poder tragarlo, Derek me dedica una mirada cómplice y sonríe.

— Aquí, Amber comía sola, me acerque y comencé la plática. – responde sin problemas.

— Ya... ¿Y solo platicaron una vez?

— No, no, venía muy seguido a comer aquí, así que comenzamos a frecuentar y platicábamos, muchas veces. – digo.

— ¿A qué te dedicas? – pregunta mi padre.

— Soy químico farmacéutico, así que ayudo a una parte de la salud, tengo una empresa.

— Que ostentoso.

— Yo creo que he trabajado mucho por ello.

— Te ves muy joven.

— Ser joven no es impedimento para lograr mis metas. – dice.

— Me gusta tu actitud. Significa que te gusta el trabajo.

— Así es, mis padres lo han inculcado.

— ¿Te gusta pescar?

— Claro, mi padre solía llevarnos a Rusia por buenos salmones, es algo que quizá podamos hacer en un futuro. – dice. Dios quiera que no, pero al parecer la pesca es importante para mi padre, todo el tiempo habla de ello, Derek parece un pescador profesional e incluso le cuenta algunas anécdotas mientras comemos, bromean y actúan todos sus relatos, mi padre sonríe, Derek me guiña un ojo y parece que ya lo tiene comiendo de su mano.

Abren un salón, mueven las mesas y la gente comienza a bailar, Derek me tiende la mano y no puedo negarme, la canción que suena no parece bailable, pero aun así Derek se mueve de un lugar a otro, me abraza mientras nos movemos de lado a lado, me fa una vuelta y reconozco la voz de Robbie Williams.

ENCUENTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora