Fantasías

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Realmente lo estoy pasando mal, una parte de mí se siente culpable y la otra peor, aunque trato de no ser obvia delante de nadie creo que todo el mundo puede darse cuenta.

De un día para el otro Matt y yo simplemente no hablamos, ni cruzamos mirada, los demás continúan como si no pasara nada mientras yo siento que todo mi mundo se derrumba y que cada uno de mis sentimientos se rompen poco a poco.

— ¿Todo bien? – pregunta Joseph, lo miro y niego. – Ven. – dice y camino directo a su oficina.

— No creo que sea buena idea. – digo y él sonríe.

— Solo vamos a platicar. – responde, me siento frente a su escritorio y él se pasa al otro lado mientras me mira. – Dime.

— No sé Joseph, me da pena. – comento.

— ¿Pena? Amber... conozco tu cuerpo desnudo y tus gemidos y platicarme tus problemas ¿Te da pena? – buen punto, lo miro y sonrió.

— Tienes razón. Es extraño. – digo mientras enlazo mis dedos. – No sé cómo manejar esta situación.

— ¿Qué es exactamente lo que sientes? – pregunta y bajo la mirada.

— No lo sé... siento... siento que lo quiero, pero también sé que no va a entender esto. – digo señalándonos.

— ¿Y porque no dejas que él lo diga? – pregunta y suspiro.

— Joseph, fuimos tan criticados en la anterior universidad que míranos, prácticamente huimos de ahí.

— Puedo entender cómo te sientes, Susan no lo entendía...

— ¿Y ahora lo entiende? – pregunto y él niega, ambos liberamos una ligera carcajada y lo miro con comprensión.

— A veces las cosas no están destinadas a ser, conocerlo pudo ser una casualidad o quizá él sería el correcto, pero si estas tan llena de dudas ¿Por qué no hablas con él?

— ¿Y si dice algo? – pregunto, presiona los labios y me mira decidido.

— Si lo hace yo me iré. – sus palabras me desconciertan y parpadeo varias veces.

— ¿Qué estás diciendo? – pregunto y él asiente.

— Lo que oíste, si así vas a ser feliz.

— Pero...

— Tenías razón, por mi culpa no viviste muchas cosas que debiste haber vivido, irte de antro, conocer más a tus compañeros, convivir más con ellos, con tus amigos, tú por mi has hecho más de lo que yo he hecho por ti.

— Pero esto no es así...

— Claro que sí, en la vida se da y se recibe, así que si me voy y tú así eres feliz, lo haré.

— Pero... ¿Y tú trabajo, tu familia?

— Por el trabajo no me preocuparía, conseguiría algo nuevo y por mi familia, cada ocho días convivimos, trato de reparar el tiempo. – responde.

— Sabes... igual quiero irme. – respondo.

— ¿Tienes miedo? – pregunta y asiento.

— Deberían normalizar tener algo con tu profesor sin ser mal visto por la sociedad. – bromeo y él libera una carcajada.

— Creo que más que la relación prohibida de profesor alumna lo que fue criticado fue mi estado civil.

— Quizá...

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