Me ha costado mucho alejarme de mi padre, aunque hablamos muy seguido y hacemos video llamadas no es para nada lo mismo, Freddy y mi padre se llevan bien así que me alegra haber encontrado a un viejo conocido, Jonathan también se ha ofrecido a cuidarlo, pero sus tiempos no son muy accesibles, así que solo nos ha apoyado con la ayuda de una enfermera que atenderá a mi padre a todas horas. Sé que es bastante capaz, pero quiero que se recupere al cien por ciento.
El Doctor Cooper se ha vuelto como mi patrocinador, es por ello que me alojare unos meses en un departamento que es de su propiedad, parece bastante ostentoso, pero supongo que son los lujos que se puede dar. Hace bastante frío a pesar de ser otoño, me siento extraña estando sola en este departamento tan grande, creo que saldré a un paseo.
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Apenas llego a un bar recuerdo el cumpleaños de Joseph, miro mi celular y estoy tentada en llamarle o mandarle un mensaje, pero no creo que sea prudente hacerlo.
Me siento en la barra y pido una margarita. Mientras espero recuerdo lo bien que la pasamos hace un año, Joseph entre mis piernas haciéndome suya una y otra vez, siempre hizo todo lo que deseaba, acaricio mi labio inferior al imaginar su boca unida a la mía o su manera tan provocativa de humedecer sus dedos en mi boca para introducirlos en mi vagina. Levanto la vista y al parecer he llamado la atención de alguien en el bar. Rápidamente desvió la mirada y bebo mi trago.
— Hola. – dice, que bien huele, su loción es la más exquisita droga.
— Hola. – respondo.
— ¿No eres de aquí? – pregunta, luce bastante bien, aunque no debo confiarme a la primera.
— Más o menos. – respondo.
— Tu acento no es como el de aquí. – responde.
— Puedo notar que el tuyo tampoco.
— En efecto. – responde. – ¿Disfrutabas de tu imaginación? – pregunta, apenas puedo tragar saliva cuando desvió la mirada y veo a una chica practicando sexo oral a un chico que se besa con otra mujer. Vaya, que liberales.
— Ammm...
— Tranquila, supongo que... no sabes en donde estas. – me rodea mientras susurra cerca de mi cuello, su voz y el olor de aliento crean un efecto en mi cuerpo. Apenas puedo reaccionar para mirar el lugar, todas las parejas están en lo suyo, otros como yo solo son espectadores mientras disfrutan de un buen trago.
— Tengo que irme.
— ¿Te asusta? – pregunta.
— No... Pero me tengo que ir. – respondo.
— Muy bien. – responde, hecho un vistazo al lugar y como ver todas las fantasías en un mismo lugar. – ¿Cómo te llamas?
— Amber. – respondo, en un segundo me doy cuenta que he roto mi propia regla, no decir mi nombre verdadero en el primer encuentro.
— Derek Müller – responde, nos miramos por un momento y acepto la estreches de su mano. Cuando me suelta saco un billete y niega. – Yo invito.
— No es necesario.
— Por favor. – responde. – Espero volver a verte. – dice, doy media vuelta y salgo de ahí.
Al llegar al departamento apenas puedo creer haber llegado a un lugar así, preparo algo para cenar, el Doctor Cooper tiene una gran selección de vinos y con la pasta van increíblemente bien, tengo una llamada perdida de mi padre, pero me siento sumamente cansada, tenemos cinco horas de diferencia y en ocasiones como esta no nos favorecen. Me limito a enviarle un mensaje diciéndole que estoy bien y lo mucho que lo extraño pero también que estoy cansada.

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ENCUENTROS
RomanceSecuela de "El placer de la tentación" Después de la demanda a la que se enfrentaron el profesor Bennett y su alumna Amber acusados por confraternizar, la academia estudiantil al igual que el Juez los declara inocentes pero aún al terminar su relaci...