Capítulo 15 (Parte 2)

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Segundo capítulo del día

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Segundo capítulo del día. Gracias por leerlo. 

Tal como pronostiqué para el sábado estaba recuperado, aunque con un cúmulo de trabajo que apenas me dejaba respirar

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Tal como pronostiqué para el sábado estaba recuperado, aunque con un cúmulo de trabajo que apenas me dejaba respirar. Terminé lo urgente y aunque me preparé para salir, a última hora consideré mejor opción quedarme a seguir adelantando. Así mañana no tenía que madrugar y continuar donde me había quedado, un hecho bastante inteligente. Ese fue un pensamiento fugaz de cordura que desapareció cuando mis ojos terminaron en la chica que cruzó la puerta.

A estas alturas de la historia sabrán lo que pensaba de Pao, pero esa noche confieso que me costó hilar un oración para saludarla. Siendo honesto, me resultaron difícil muchas cosas, empezando por disimular lo mucho que me había sorprendido. No era un cambio radical, solo que al siempre optar por colores pasteles y diseños alegres, me desconcertó escogiera un vestido oscuro que contrastaba con su color de piel, nada ajustado, ni provocador, pero sí con puntadas en zonas estratégicas para acentuar su juvenil figura. Además, su cabello corto estaba recogido dándole un aire mucho más dramático, no mayor, resultaba imposible suprimir toda esa inocencia y dulzura.

—Hola Emiliano —me saludó alegre asomándose la puerta, aunque su gesto cambió al percibir algo extraño. Tardé un instante en recordarlo—. ¿No vas a dejarlos plantados o sí? —preguntó al hallarme tras el escritorio, guardé las piezas a la velocidad de la luz—. La fiesta es por ti.

—Estaba indeciso porque estoy un poco atrasado, pero creo que mañana puedo organizarme mejor —resolví con simpleza.

—¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó enseguida.

—No, un jefe explorador no puede abusar también en sábado —respondí para tranquilizarla. Yo podía arreglármelas solo. En sus labios rosas se pintó una sonrisa ante mi respuesta. Me quedé estudiándola como un imbécil porque noté que había delineado sus ojos dotando a su mirada miel de un toque especial.

—Qué atento —se burló pasando del otro lado del mostrador—. Ya decía yo que en el fondo, muy en el fondo, eras un buen jefe —opinó divertida dándome una palmada en el hombro antes de rodearme con las manos en la espalda.

El club de los rechazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora