AVISO IMPORTANTE: Tal como prometí el sábado pasado esta semana hay dos capítulos. Espero les gusten. Dirán que parezco grabadora, pero no saben cuanto les agradecería si pudieran comentar y votar en ambos, eso me motivaría a seguir publicando rápido. Les quiero mucho.
Alguien debía decirle a Emiliano que era ilegal ser tan encantador, pero estaba demasiado cautivada con su sonrisa para ser yo. ¿Cómo lo haría si cuando me miraba casi olvidaba como hablar? Una parte de mí se reía de lo tonta que me volvía a su lado, pero la otra ni siquiera perdía el tiempo cuestionándose. Emiliano me hacía feliz, incluso cuando no moviera un solo dedo, bastaba con hallar ese brillo especial en sus ojos cuando se encontraban con los míos para que todas las mariposas dormidas en mi interior emprendieran vuelo.
—Cuídate, mi Pao —me pidió. Sonreí, siempre hacía esas cosas. Preocuparse por mí, llamarme con infinita ternura, mirarme como si no quisiera olvidarme.
—Eso haré. Tú pórtate bien en la despedida —remarqué juguetona dándole un golpecito en el pecho. Él rio sin descaro por mi comentario, quise hacerme la enfadada, pero Emiliano me tomó por sorpresa al atrapar mi mano halándome a su boca. No opuse resistencia, fue un beso corto, casi fugaz, pero lo suficientemente honesto para dejar claro lo mucho que nos queríamos. Nunca lograba hacerme la dura con él. No entendía cómo era capaz de derretirme con un solo beso.
—Pao, tengo a dos invitados menores de once años, te aseguro que las cosas estarán bajo control —me recordó haciéndome reír. No fue mi idea que invitara a Nico y Hectorín, pero lo encontré adorablemente divertido—. La que debería tener cuidado eres tú, ya sabes que Tía Rosy es de ideas locas.
—Sí, pero es la despedida de Alba y dejó claro que no quería nada loco o se marcharía —repetí sus palabras. A Tía Rosy le costó mucho convencerla de aceptar. Alba dijo que las despedidas de soltera eran una tontería al igual que sus ideas—. Al final Miriam le propuso una tranquila tarde de spa y después por la noche iremos a tomar algo por ahí —le conté con una sonrisa. Todo estaría bajo control.
—No me imagino a Alba en una tarde de spa —bromeó de buen humor.
—Que bueno, no lo hagas —respondí antes de empujar juguetona su cara. A Emiliano le costó un rato entender, pero se echó a reír al captarlo—. Te escribo cuando esté allá —avisé, colgándome la bolsa. Era tarde, quería tener tiempo suficiente de arreglarme y, aunque lo disimulaba, el plan me tenía muy entusiasmada—, solo para que te mueras de envidia.
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El club de los rechazados
RomanceUn inesperado accidente cambió la vida de Emiliano. Abrumado por la soledad decide descargar una aplicación que jura arreglar sus líos amorosos. Funciona. La mujer que ha amado en secreto por años comienza a mostrar interés por él, una buena notici...