Diario Pao (Maratón 3/3)

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Te extrañé

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Te extrañé. Sé que han sido apenas una noche lejos, pero han sucedido tantas cosas que estaba ansiosa por contártelas.

Aunque para ser honesta anoche lo último que me hubiera pasado por la cabeza era escribir, no solamente porque nunca te llevaría, sabes que te cuido como si se tratara de mi vida. Tú y mi libreta de ideas son mis bienes más preciados. Si no que esta vez también estaba más ocupada recordándome respirar en los brazos de Emiliano. SÍ, no se trata de un error. Hasta escribirlo se siente tan irreal, pero sucedió, juro que sí. Aún cuando los ojos puedo recordar su respiración, el aroma de esa loción que usa que me hace suspirar, la calidez de sus manos y el cariño con el que me cobijó. Esto solo ha servido para matar cualquier pizca de cordura en mi sistema. ¿Quién se preocupa por pensar cuando el corazón está delirando? Porque eso fue justo lo que me impulsó a brincar esa barrera que había formado entre los dos.

Tal vez estuvo mal, aunque a este momento no he encontrado un solo argumento que apoye esa teoría, pero no me arrepiento. Volvería a hacerlo sin pensarlo. Dios, es tan diferente a como lo había imaginado. Es decir, siempre que leía la primera vez que los protagonistas se acostaban juntos las cosas tenían otro final, y en el fondo estaba un poco asustada. Sí, una tontería, pero no he tenido muy buenas experiencias cuando de chicos se trata, tú mejor que nadie lo sabe. Claro, lo último que haré será traer a mi mente esos recuerdos. La vida es clara oscura, se necesita un poco de oscuridad para saber qué es la luz.

Es un poco arriesgado concluir que Emiliano lo es, porque siempre he creído que la luz no puede venir de otro sitio que no seas tú, pero sí que me ayuda a descubrir donde está escondida.

Emiliano siempre dice que he pasado mi vida buscando un príncipe azul, pero quizás en el fondo solo busco encontrar a alguien en el que pueda confiar. Creo que puedo hacerlo cuando estoy con él. Es una buena persona. He pasado un montón de días a su lado, y pese a que debe saber de sobra que estoy perdidamente enamorada de él nunca ha intentado aprovecharse de mis sentimientos. Ha sido tan tierno conmigo que incluso si me hubiera resistido a quererlo sería imposible. No puedo ser indiferente cuando me abraza como lo hizo anoche, gritándome sin palabras que soy especial para él.

Y sé que lo soy, porque no solamente hemos roto esa fortaleza, sino una más importante. Me ha confesado cosas que había reservado bajo llave, palabras que le dolían hondo. No se resumían a cicatrices, sino a hechos que aún tienen poder sobre él. Emiliano tiene una concepción errónea de sí mismo, cree que lo que está fuera de sí mismo puede restar al maravilloso ser humano que es.

Si él pudiera ver lo que yo, cualquier duda desparecería, si notara su ternura para consolarme en el avión, su motivación para animarme a seguir mi sueño, su valentía para enfrentar los retos, la sonrisa que le regala a todos quienes se crucen en su camino, comprendería porque la gente le quiere como lo hace.

Emiliano es definitivamente la persona que más quiero en el mundo, después de mi familia, el único que realmente me escucha. Me cuesta mucho lograr destacar en cualquier grupo, incluso con la gente que me agrada. Las personas suelen cansarse antes de que gane esa confianza para abrirme, pero él no solo es paciente, sino que además me invita a dejar mi timidez. Él cree que no lo noto, pero es claro que procura llenar los silencios con su alegría, haciendo todo más sencillo. Quizás le cueste entenderlo, pero para mí que alguien me escuche vale más que todo el oro del mundo.

El club de los rechazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora