Capítulo final (Parte 2)

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Aviso importante: Si quieren saber más de lo que sucederá con el Club aún no borres el libro de tu biblioteca, falta algo muy importante ❤️🤫

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Aviso importante: Si quieren saber más de lo que sucederá con el Club aún no borres el libro de tu biblioteca, falta algo muy importante ❤️🤫. 

Alcé una ceja sin entender el misterio

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Alcé una ceja sin entender el misterio. Me pregunté de quién podía tratarse. La primero que pensé fue en sus padres. Después de todo, le había costado convencerlos de pasar conmigo la Noche Buena cuando la querían en su celebración familiar, al final aceptaron con la condición de que estuviera con ellos en Navidad, pero no sonaba descabellado se hubieran arrepentido. Sin embargo, esa opción desapareció cuando Pao no me acompañó y prefirió quedarse junto al resto. 

Intrigado repasé todas las posibilidades que aparecieron en mi mente, mientras empujaba la silla por el pasillo que me pareció eterno, pero entre ese listado no estaba lo que encontraría tras la puerta.

—¿Papá? —murmuré extrañado.

Había duda en mi voz, y en mi corazón, que no entendía qué estaba haciendo ahí. Es decir, era evidente, pero me costó visualizarlo como una realidad. Llevaba una chamarra enorme y un gorro que cubría sus cabello que comenzaba a llenarse de canas.

—Hola —me saludó algo cohibido. Asentí aún atontado, sin poder responder—. Pasaba por aquí y se me ocurrió preguntar cómo estabas —explicó ante mi desconcierto.

—Bien, bien... —murmuré para mí—. Bueno, también podría ser que me golpeé la cabeza camino aquí y ahora esté alucinando, pero teniendo en cuenta podría estar delirando con la visita del recaudador de impuestos creo que bien —concluí.

Mi padre tardó en entender mi enredo. En realidad no sé si lo hizo porque su cara de confusión pronto se transformó en sorpresa cuando una canción resonó por las paredes con tal fuerza que pensé se vendrían abajo. Tía Rosy había empezado a trabajar. Carraspeé incómodo ante el escándalo.

—¿Quieres pasar? —me obligué a preguntarle porque era lo que la educación dictaba, además hacía un frío de los mil demonios. Sin embargo, siendo honesto esperé se negara. Y me sentí un poco mal por hacerlo notar, pero no creía que para mamá un encuentro con él fuera agradable.

—No, no —respondió dándome un poco de alivio—. Solo quería desearte una feliz Navidad —resolvió la incógnita—, y traerte un regalo —soltó su verdadero propósito.

El club de los rechazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora