Capítulo 26

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Lagrimas traicioneras se escapan de mis ojos sin poder evitarlo. Intento calmar la opresión que siento en mi pecho. Respiro profundo, pero solo logro que el dolor se intensifique. Mi corazón está herido, decepcionado. Iba a pedirle perdón por haber desconfiado de él, por haber sido tan celoso sin motivo aparente. Aunque estaba claro que había motivos y muchos. Verlo como lamia y succionaba todo de ella fue devastador. Su rostro mostraba placer, deseo, lujuria. Se veía extasiado, embriagado, disfrutando. Ese es mi miedo. Nunca podré llenar el lugar de una mujer en su vida. Esa excitación que siente al darles placer. Esa delicadeza y feminidad con la que ellas se les ofrecen. Sus suaves gemidos y sus delicados gestos. Son demasiadas cosas que extraña, que su cuerpo necesita y reclama y yo jamás podre darle.   

Soy homosexual, pero jamás me he mostrado amanerado. No es que vea mal a los que sí lo son, pero yo no tengo esa forma de ser. A los ojos de cualquier puedo parecer un hetero más, hasta algo imponente y posesivo. Soy una persona bastante seria por naturaleza, solo con mis amigos de confianza me muestro relajado y con “mi señorito” claro. Bueno con el todo es diferente. Al él solo puedo verlo con amor, demostrarle mi dulzura, mi comprensión, mi apoyo incondicional, pero mis gestos siguen siendo rudos y masculinos. Él es el hombre con el que deseo pasar el resto de mi vida. Ahora me pregunto si podré soportar esto. El siempre deseará a las mujeres, siempre se volteará a verlas. Si algún día me propone un trio con alguna creo que yo no estoy preparado para ello. Verlo disfrutar y gemir bajo las caderas de una bella dama sería algo con lo que jamás podré competir. «Debemos alejarnos», dice mi conciencia. «Pero yo lo amo, mejor perdonémoslo, podemos adaptarnos a sus gustos» dice mi corazón. «No eso jamás, si aceptamos algo así nos convertiremos en un pasatiempo en su vida» «Maxi nos ama, solo debemos darle tiempo» «No le hagas caso a este sentimental, está loco» «El único loco aquí eres tú»

—¡Cállense los dos! —grito sacudiendo la cabeza.

Madre mía ahora hasta hablo con mi corazón y mi conciencia. Además, discuten entre ellos. Necesito un profesional antes que termine en un loquero.

Primero necesito salir de aquí. No puedo verlo, almenos no por un tiempo. Lo mejor será poner distancia hasta que yo aclare mis ideas. El también necesita pensar y tener claridad en cuáles son sus prioridades. Si esta dispuesto a dejar atrás todo lo que puede ofrecerle una mujer y que yo jamás podre darle. Conmigo jamás tendrá una familia, aparte de la que le regala su hermana por medio de sus sobrinos. Pero conmigo jamás tendrá hijos propios, hijos que lleven su sangre. Quizás no esté dispuesto a renunciar a algo así. Yo no puedo privarlo de eso, cuando el creció con esa idea en su mente. Yo nunca pensé en hijos porque siempre he sido gay. Nací de esta forma y no niego que me haría feliz tener un mini Miguel Ángel que me diga papa, pero eso sería imposible. Solo una vez me acosté con una mujer y no sentí nada. La borrachera y el rechazo fue mi motor para aquello. Ese día perdí a mi mejor y única amiga. Me convertí en un hombre solitario. Pase años huyéndolo a lo que tanto deseaba. Rechazándome a mí mismo por haber decepcionado a mi familia. Pero al parecer Dios no me abandono y puso a Antoine en mi camino. Él es mi único amigo y me ayudo a salir de esa depresión en la que estaba. Me ayudo a retomar mis estudios. Me dio asilo, cobijo y un hombro en el que desahogarme sin juzgarme, sin opinar. El solo escucho y mostro su apoyo incondicional. Le debo mucho a ese hombre al que hoy considero un hermano mayor o incluso un padre. Si Antoine es mucho más mayor, y eso que yo no soy un chiquillo. Aunque parece tener mi edad incluso menos. Él es un viejo muy bien conservado.

—Hola desaparecido. —Es mi amigo Antoine. Si lo llame necesito su ayuda. —¿Cómo te lleva el norte de nuestra bella Lombardía?

  —No muy bien para que mentirte —digo sobándome la nariz, aun lagrimas salen de mis ojos.

Sin miedo te ElijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora