Conduzco las calles de esta hermosa ciudad, tengo una fiesta y espero divertirme a lo grande. Mi amiga Fernanda me comento las peculiaridades de estas fiestas en casa de su amiga Nicoletta. Fiestas en donde reina la lujuria, la pasión, el deseo y los hombres guapos están a la orden del día. Necesito poder olvidar, aunque sea por un momento a mi Adonis. Al aparcar frente a su edificio, la llamo, no demora en bajar, entra al auto y me da la dirección de su amiga.
—Preparado para la noche. —La sonrisa juguetona que muestra su cara me asegura que será una noche inolvidable.
—Siempre querida. —Arranco el automóvil y vuelvo a fundirme en el trafico nocturno de esta ciudad.
— ¡Oye! —exclama llamado mi atención, pero aun mi vista sigue fija en la carretera. —Dejaras que las mujeres disfrutemos de ti, ese cuerpo necesita atención femenina. —Resoplo. Es evidente que no piensa darse por vencida.
—Fernanda no sigas con lo mismo ya te dije: soy gay —enfatizo las dos últimas palabras —, completamente homosexual. Las mujeres me atraen lo mismo que un oso hormiguero, con todo el respeto que ustedes hermosas féminas se merecen; pero no me excito al ver un cuerpo de mujer. Lo mío son los brazos músculos, los abdominales bien logrados, un pene bien erecto. ¿Entiendes? —Realmente espero que sí. Me cansa tener la misma conversación cada vez que nos vemos.
—Vale ya entendí —dice con resoplido de frustración —, pero ya te digo te estás perdiendo de disfrutar de las atenciones de muchas damas. Las vaginas son exquisitas.
Mi amiga no es homosexual, ni siquiera creo que sea bisexual, simplemente vive su sexualidad con total libertad y me alegro por eso. La cuestión es que mis genes son demasiado homosexuales, exclusivos más bien. Me rio para mis adentros por mis pensamientos.
—Tomare el riesgo. Creo que llegamos. —digo estacionando el auto frente a uno de los más lujos edificios de Milán.
Al bajar y entrar en el hermoso lugar, saludamos al conserje quien nos acompaña al ascensor marcando nuestro destino. Es un hombre mayor y muy eficiente en su trabajo. Se hace evidente que mi amiga suele venir a menudo. La placa electrónica marca el último piso, es decir el ático, y al llegar la anfitriona nos espera en la puerta. Es evidente que ha sido informada.
—Fernanda, por fin llegas estamos casi todos solo faltabas tú y nuestro guapetón. ¿No ibas a venir con dos amigos? —pregunta al notar solo una compañía masculina, la mía.
—Sí. Debe estar llegando —dice Fernanda mirándome para que responda por ella.
—Si, por cierto ya le envié la dirección y está en camino. —Nuestro amigo vendría con nosotros pero tuvo complicaciones laborales y no pudo ser.
—Perfecto le diré al portero que lo deje subir en cuanto llegue. Solo necesito su nombre.
—Si claro se llama Andreé
—Perfecto. Ahora pasen. Por cierto yo soy Nicoletta ya que esta de aquí no me presenta.
—Encantado, Miguel Ángel. —Le extiendo mi mano, pero ella prefiere dos besos en las mejillas. Respondo a su saludo con todo el gusto.
—Igual de encantada Miguel Ángel. En la barra hay todo tipo de bebidas y canapés, yo tengo que esperar, a los invitados que faltan —dice señalando el lugar que menciona.
Recorro el lugar divisando la presencia de dos chicas y dos hombres. Los saludamos, son modelos, Nicoletta también por eso conoce a la loca de mi amiga. Fernanda es scout, es decir se encarga de buscar potenciales modelos, y ahora pretende que yo forme parte de eso. Le dije que si porque suele ser muy insistente y además de que así ayudare a mi señorito. Tenía problemas para encontrar modelos para su campaña, solo espero que cuando sepa que soy yo no me despida. Nos acercamos a la barra y yo me decanto por un ligero vino rosado y unos canapés de salmón. De momento siento que unos brazos me rodean, los reconozco al instante, es el loco de Andreé. Él no es estricto en sus gustos sexuales como yo, también disfruta de las mujeres, pero está loco.
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Sin miedo te Elijo
RomanceEn una noche, por una pequeña distracción, todo cambio. Se ha apoderado de cada uno de mis pensamientos. Las huellas de sus caricias aun erizan mi piel. Su aroma está impregnado en cada uno de mis poros. Debo elegir. No será fácil dejar atrás mis mi...