Capítulo 34

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Lo observo sin poder creer que este frente a mis ojos. Esta aquí y me permito creer que es por mí. Se van tan atractivo en su actitud de hombre serio y maduro. Una actitud que se derrite entre mis brazos, ante mi roce y mis besos. Su mirada conecta con la mía y en una reacción instantánea suelto la mano de Laura. Me recrimino por ello, pero ya está hecho. Quiero recuperarlo, pero no quiero perderla a ella en el proceso. Los necesito a los dos, pero sé que debo elegir, solo no quiero repetirme después.

Aparta su mirada como si no le importara y un dolor se ubica en mi pecho. Desvía su atención a mi padrino y le dice:

——Debo irme ya.

—¿Traes algún equipaje? —Escucho que pregunta mi padrino y mis ojos quieren salirse de sus orbitas.

«¿A dónde y por qué viaja?» «No quiero que se valla». Todo mis ser me grita que lo detenga

—Si iré a buscarlo.

—No —le impedí mi padrino con su voz fuerte característica —Yo me encargo —dice y camina hacia la entrada de la casa.

Lo observo, pero él me evita. Recorre la estancia, pero en ningún momento se permite cruzar su mirada con la mía. Sé que la siente, sé que me siente, lo noto por su incomodidad. Es la misma incomodidad que a veces sentía yo en su presencia y no quiero eso.

—¿A dónde vas? —pregunto, no, más bien le exijo.

Me mira sin expresión alguna, no responde. Su ignorancia me hiere.

—Acompáñame.

Mi voz intenta suavizarlo y extiendo mi mano para que me siga. Esta vez logro expresión en su rostro, pero no la que deseo. Me mira con el ceño fruncido y sé que no aceptara mi mano, por lo tanto, la retiro. En estos momentos mi mundo se reduce a él. Necesito y hare que me diga a donde viaja. Utilizare los recursos que sean necesarios. Recursos que tengo a mi disposición.  

—No —responde seco y con una frialdad que me estremece.  

—Necesito que me digas a dónde vas —expreso con firmeza —. Tienes compromisos con mi empresa.

Cambio el sentido de la conversación a uno más profesional. Lo conozco y sé que sus compromisos profesionales son inviolables e impostergables. De esa forma lograre obtener repuesta

—Lo sé y por eso estoy aquí —dice incomodo, pero esta vez es diferente. Sé que es por las innumerables sensaciones que mi presencia le provoca. —Todo está acordado con tu hermana y cualquier duda o problema ella me llamara. Estaré al pendiente, aunque este afuera —expresa en ese tono profesional que tanto me pone.

 —Ese no es el único compromiso que tienes con mi empresa…

Le recuerdo, pero mi padrino llega y me interrumpe.

—Listo. El chofer dice que debe acompañarte.

—El señor Bermoux me ordeno que por ningún motivo lo dejara solo señor Cavalli.

—¿Puede ir? —pregunta a mi padrino.

—Claro —responde mi padrino.

—Perfecto. ¿nos podemos ir ya?

Escucho la pequeña conversación detallado las expresiones de todos. Mi padrino asiente ante la pregunta de Miguel. El intenta seguir a mi padrino, pero lo detengo sosteniendo su mano con fuerza. Noto que el chofer me observa con el ceño fruncido, pero no me importa. No permitiré que nadie se meta entre nosotros. No se ira de aquí sin obtener una respuesta, no se lo permitiré.

—No he terminado de hablar contigo —vocifero ya harto de su actitud indiferente hacia mí.

Se suelta de mi agarre y me desafía con la mirada. —Si te da la gana me demandas por incumplimiento de contrato, poco me importa.

Sin miedo te ElijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora