Hace una semana del encuentro pasional que tuve con Maximiliano en su oficina. No he podido dejar de pensar en la tensión de sus músculos al embestirme con rudeza, en sus labios rojos y carnosos que son un deleite, los gemidos combinados a su cuerpo sudoroso sobre mí. Un digno espectáculo para los ojos morbosos de la aristocracia romana. Solo espero no ser el único que piense constantemente en recuerdos tan excitantes y libidinosos. Disfruto del sexo apasionado que tuvimos en su oficina y sobre todo sé que le atraigo grandemente. Cada milímetro de su cuerpo tensado, las expresiones de su rostro y los gemidos y jadeos de su garganta lo delatan. Aunque temo que su orgullo de macho alfa sea mayor que el deseo que siente hacia mí.
—Profesor, llegamos. —dice Allegra con la vista fija en mí, las cejas ligeramente levantadas y la curiosidad innata que la caracteriza.
Ella es vivaracha, afable, espontanea, extrovertida y con energía infinita; aun cuando el dolor y la desgracia hicieron acto de presencia muy temprano en su vida. La muerte del hijo del señor Máximo De Rossi –vinicultor más importante de Italia y gran parte de Europa- y su esposa en un accidente automovilístico fue titular en los periódicos y noticieros por meses. El acoso de los periodistas y las investigaciones policías para determinar las causas del accidente atormentaron a la familia hundida en el dolor. Aun así es evidente que sus abuelos hicieron un gran trabajo en la educación de ambos. Formaron dos personas humildes, amorosas, trabajadoras, dedicadas y listas para enfrentar la vida sin su presencia. La muerte de sus abuelos también fue motivo de muchos titulares siendo el más destacado: “El joven Maximiliano De Rossi de tan solo 20 años heredo una de las fortunas más numerosas de Europa y la tutoría de su hermana de 17 años”.
Teníamos una cita para reunirnos con Maximiliano –hermano de Allegra- y exponer las ideas para el diseño paisajístico de las parcelas de la agencia. No podía sentirme más eufórico y nervioso. Su reacción podría avivar la llama o terminar por extinguirla.
Mi semana ha transcurrido entre mucho trabajo de mesa junto Allegra en el día. Mientras que en las noches me dedicaba a soñar despierto con su aroma, su piel suave y tersa, sus ojos que te invitan a perderte en la inmensidad del azul zafiro que los caracteriza, en cada uno de sus músculos perfectamente trabajados. Además me dedique a revisar sus redes sociales, fisgoneando y apoderándome de algunas fotos sugerentes que daban rienda suelta a mi mente pervertida. De esta manera pude darme cuenta que en sus fotos solo aparece junto a tres mujeres, dos de ellas las conozco, su hermana y nana. La tercera mujer era una rubia de talle alto muy hermosa, de la cual solo conozco su Nick en Instagram: Nico_Greca. En las fotos se podía comprobar que tenían una relación muy estrecha, incluso hasta íntima. Mi personalidad celosa y posesiva solo logro relajarse, medianamente, leyendo los post de cada una de las fotos en donde se referían a ellos como amigos. Aun así no logre que la incertidumbre, el miedo y la sensación de pérdida que sentía desde el momento en que me dejo plantado en medio de su oficina.
Mi mente divagaba pensando en que sentiría cuando sus manos tocaran la mesa donde me había poseído con pasión desmedida. Si perdería la concentración en el trabajo para que sus pensamientos volaran con el aroma de nuestros cuerpos sudorosos, o con el ruido de nuestras respiraciones agitadas., o inclusos de nuestros gemidos y jadeos constantes. No paraba de repetirme que era imposible que eso no sucediera. Tenía y necesitaba que estuviera tan trastornado como yo por todos esos momentos especiales que vivimos.
—...pero les atenderá el joven Paolo Penachi.
La voz dulce de la secretaria de Maximiliano me trajo de vuelta de mi ensimismamiento al pronunciar esas últimas palabras.
— ¿Porque no nos atenderá el señorito Maximiliano? Fue quien dio las indicaciones para el proyecto, por lo tanto las propuestas debe revisarlas él — dije un tanto, más bien bastante enojado.
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Sin miedo te Elijo
RomanceEn una noche, por una pequeña distracción, todo cambio. Se ha apoderado de cada uno de mis pensamientos. Las huellas de sus caricias aun erizan mi piel. Su aroma está impregnado en cada uno de mis poros. Debo elegir. No será fácil dejar atrás mis mi...