Capítulo 33

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Mi día ha sido más de lo mismo. Clases, consultorías y reuniones. Además, dibuje unos diseños que serán mi regalo para Allegra cuando nazca su bebé. Claro no los pude terminar porque los compromisos en la universidad son infinitos. Ahora tengo más clases para el próximo curso y eso me resta tiempo de mi actividad profesional. Pero no puedo negar que estoy muy contento. Me gusta enseñar y me complace transmitir mis conocimientos a otros. Me llena de júbilo ver como formo profesionales comprometidos.

En el almuerzo recibe una gran alegría de mi alumna y cuñada favorita. Porque si me obligo a seguir llamándola cuñada, no pude oponerme y mentiría si dijera que me disgusta. Aunque aún no me siento preparado para volver a ver a su hermano. Necesito distancia de el para recupérame. No quiero sufrir más. Ha ser posible necesito olvidarlo, pero mi corazón está en modo negación. Allegra me llamo con buenas noticias. En la visita al ginecólogo todo estaba bien con su embarazo y además pudo volver a ver a su bolita como ella suele llamarlo. También me cometo su dolor al no ser Paolo quien la acompañe. Ella sufre al no tenerlo cerca y solo ruego porque eso no afecte su estado de salud.

Ya es tarde y voy de camino a casa de Antoine que me espera reunión con la famosa organizadora de eventos. Recuerdan que dije que no tendría nada que ver con la dichosa fiesta, bueno al final Antoine me enredo. En estos días no he parado de revisar diseños de invitaciones, telas para el decorado, globos y otra serie de parafernalias que ya estoy harto. No he salido corriendo porque sé que mi amigo lo hace con buena intención y además jamás le haría un desplante así. Parece que es su fiesta y no la mía porque esta eufórico.

Al entrar en la casa están todos en la sala esperándome. La decoradora se levanta y me saluda amablemente. Es una mujer pelinegra de alta estatura, ojos oscuros y tez muy blanca. Viste muy elegante y sin duda es la mejor en lo que hace. No se imaginan la maravilla de cosas que se le han ocurrida para la famosa fiesta de “Mi cuarta década dorada” en el Club Le Plaire. Si, como les digo. La fiesta tiene nombre y se realizara en el club de mi amigo. Le dije que porque no en su casa, que es un club de sexo, pero no hubo forma de convencerlo.  

Aquí estamos eligiendo los últimos detalles de la decoración. Todo será en tonos negro y dorado. Una decoración simple pero muy elegante. Estamos eligiendo las decoraciones que se harán con los globos y también deje especificado que nada de cubertería desechable. Mi compromiso con el medioambiente es muy serio.

Al final terminamos y estoy agotado de tanto catálogo. La decoradora se marcha y dios son las siete y media de la noche. Pero cuantas horas estuvimos reunidos. Íbamos a disponernos a comer cuando recibo una llamada de la vecina de mis padres. Descuelgo, ella no suele llamarme si no es nada urgente.

—Buenas noches seño… —digo al descolgar, pero me recibe la voz histérica y llorosa de la señora Alfonsina.

—Muchacho tienes que venir corriendo. Tu papa, muchacho, tu papa —dice como loca y llora.

—¿Qué paso con mi padre? —pregunto ganando la atención de Antoine y Diana.

—En el hospital —solloza —. Un infarto, mi muchacho debes venir.

Lagrimas salen de mis ojos. Aun cuando la relación con mis padres se rompió el día que declare mi homosexualidad, son las personas más importantes de mi vida. Me he dedicado todos estos años ha cuidarlos, velar por su bienestar, aunque fuera desde el anonimato. La señora Alfonsina ha sido mi representante y la verdad esa mujer es una santa. Siempre está al pendiente de ellos, de lo que necesiten para hacérmelo saber y que no les falte nada a mis padres.

—Ahora mismo salgo para allá. Solo debo puntualizar algo y estoy de camino.

—No demores muchacho, tu madre está destrozada.

Sin miedo te ElijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora