Capítulo 14

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Estacioné el auto frente al porche de la casa, corrí adentro en busca de mi hermana. Necesitaba conversar con ella, sacarle información. No podía esperar más para descubrir quién era el hombre que osaba gritarle y darle ordenes de esa forma. Eso sí, intentaría ser lo más calmado posible, de otra manera no conseguiría nada. Debía seguir los consejos de Miguel o solo la alejaría de mí. Eso sí, necesitaba un nombre. No esperar

—Hola nana. Mi hermana está en su cuarto —digo dándole dos besos y un fuerte a abrazo, a lo que mi nana responde con total cariño de una madre.

—No mi niño, Allegra no ha llegado aún.

—¿Cómo? —pregunto exaltado. —Nana son las siete de la noche. ¿No ha llamado para decir en donde estaba?

—No mi niño. Pensé que estaría contigo, como hoy tenía que revisar cosas de sus tesis. Pensé que pasaría por la empresa y volvería contigo, por eso no me preocupe.

—Joder —grito y me llevo las manos a la cabeza —. ¿Ahora, donde estará? Voy a llamarla.

El teléfono timbro repetidas veces para luego saltar al buzón de voz. Alrededor de 40 llamadas, ninguna contestó. Opto por dejarle un mensaje de voz, el cual sonó demasiado alterado, pero es que me corroe la rabia. Mi hermana nunca llega tarde y en caso de hacerlo siempre llama para avisar. Solo pienso que puede estar con ese hombre y mi enojo solo hace aumentar. Respiro profundo para tratar de calmarme. Se me ocurre llamar a cada una de sus amigas. Tengo los números de todas y de las que no les he escrito a Instagram, todas me siguen, pero nada. Nadie sabe de ella. Lo cual significa que mi hermana, esta con ese hombre desde la mañana. ¿Qué hago? Piensa Maximiliano. A mi mente no llega ninguna solución. No sé quién es el hombre. No sé donde suelen verse. No sé nada, una mierda se. El sonido inquietante de mi teléfono, me saca de mis pensamientos nada productivos. Lo tomo sin siquiera mirar.

—Diga.

—Maximiliano, soy yo Miguel.

—¿Qué pasa?

—Es tu hermana. —Escuchar esas palabras hace que me tense y todos mis sentidos están alertas.

—¿Que tiene mi hermana, Miguel? ¿Está bien? —pregunto exasperado.

—Bueno esta... —Se queda en silencio.

—Dime coño —grito.

—Estoy con ella afuera del Club “Le Plaire”, esta... —Vuelve a quedar en silencio por unos segundos, luego continua. —Necesito que vengas Maximiliano.

He quedado en shock. Trato de asimilar las palabras que escuche. «¿Qué hace mi hermana a las afueras del Club “Le Plaire”?», pensé.  

—Maximiliano te estoy diciendo que necesito que vengas —grita —. A mi simplemente no me hace caso, ven ya.

—Si perdón, voy enseguida —digo y cuelgo el teléfono.

Ni siquiera tomo mi saco, afuera el clima es frio, pero en estos momentos es lo menos que me importa. Conduzco sin pensar, a toda velocidad. Me salto rojas, esquivo autos, solo pienso en llegar a donde está mi hermana. Las palabras de Miguel, resuenan una y otra vez a mi mente. En poco tiempo estoy frente al Club, bajo de mi auto y recorro con la vista buscándolos, no los veo por ningún lado.

—Aquí —escucho la voz de Miguel y sin pensarlo voy tras ella.

No me detengo en saludar siquiera a Miguel, espero que lo entienda. Mi pequeña abraza su propio cuerpo con fuerza, a la vez que llora. Me parte el alma verla así. «¿Qué desgraciado ha dejado a mi girasol en este estado?», pienso.

Sin miedo te ElijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora