Capítulo 2

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En la sala de mi casa, extendiéndome la mano, esta ese maldito hombre. El que ayer me realizo la mejor felación que he recibido en toda mi existencia.  «En serio, (?), la mejor de tu vida», pensé, «fue un hombre por dios». Zarandeé mi cabeza negando para sacarme estos estúpidos pensamientos. Escucho como aquel idiota se ríe por lo bajo, seguramente intuyo mis ilógicos pensamientos.

—Buenas tardes, mi nombre es Miguel Ángel Cavalli. Seré el tutor de su hermana. Mucho gusto, señorito De Rossi —Se presenta diciendo sus últimas palabras de una manera suave y sensual.

Está intentando ponerme nervioso, pero no lo va a lograr. Demuestro seguridad en cada una de mis expresiones. Su presencia me es indiferente.

—Es un placer recibirlo en nuestra casa profesor Miguel Ángel. Mi nombre es Maximiliano De Rossi Suárez y me alegra mucho que haya aceptado ser el tutor de mi hermana. Ella no para de comentarme que es uno de los mejores diseñadores de paisajes del país. Creo que tenemos que ponernos de acuerdo para que haga algo con los jardines de mi empresa, son un total desastre. —« ¿Qué dices, Maximiliano?», pensé. Ahora le estoy proponiendo trabajo, cada vez me enredo más.

—Sería un placer para mi ayudarlo con lo que sea señorito Maximiliano —De nuevo pone esa voz suave y sensual. Arrastrando la “o” cuando dice mi nombre y el bendito señorito.

Me excita cuando dice esa palabra, suena tan libidinoso en sus labios. Niego, no puedo estar pensando estas cosas. Su rostro esboza una sonrisa pero a la vez hace una pequeña mueca de dolor, merecido te lo tienes.

—Bueno que casualidad, ambos están todo golpeados. No entiendo porque los hombres resuelven todo a golpes —dice mi hermanita.

Si ella supiera. Nos indica que pasemos al comedor. Seguramente esperaban por mi presencia para degustar las especialidades de la nana.

—Adelántense mientras yo dejo la tarta en la cocina y me lavo las manos.

—Vale hermanito, pero no te demores mucho. No hagas esperar a la visita — dice haciéndome un guiño.

—No se preocupe. No me importa esperar por usted. El que espera lo mucho espera lo poco, ¿no es así? —dice este hombre guiñando el ojo y esbozando una sonrisita en sus labios.

Coquetea conmigo frente a mi hermana, será descarado, acaso no conoce el respeto o la prudencia. Voy a la cocina dejo la tarta y me lavo las manos. Me apresuro en regresar, así se acaba ya está maldita cena.

Al volver al comedor mi hermana está sentada en su sitio de siempre a mi derecha. Presido la mesa y este hombre se sentó a mi izquierda, no podía hacerlo a lado de mi hermana. Esta cena será más larga de lo que pensé. La cena estaba sumamente deliciosa.  Mi nana tiene unas manos prodigiosas, su sazón es única. Miguel Ángel me atravesó con su mirada en todo momento, logrando erizar cada uno de mis vellos. Sonreía pícaramente al notar la tensión y los escalofríos que me causaba.

Estamos en la pequeña sala continua al comedor, deleitándonos con la tarta acompañada con delicioso te de naranja -mi favorito-, endulzado con miel.

—Sabes hermano, pensando en lo que dijiste hace un rato, creo que podría centrar mi tesis en el diseño de los jardines de tu empresa. Haríamos un trabajo espectacular. Eso te ayudaría a realizar reportajes, secciones fotográficas, hasta desfiles en el exterior de tus propias instalaciones. ¿Qué piensas Maxi? —pregunta mi hermana, levantando sus parpados y con una mueca curiosa en sus labios.

Esta loca si piensa que voy a tener a este hombre recorriendo mi empresa a diario, definitivamente no.

—Creo que el profesor Miguel Ángel, no estaría de acuerdo en trabajar en un proyecto tan grande sin recibir numerarios. Allegra sabes que mi empresa tiene grandes parcelas exteriores seria mucho trabajo, no lo creo justo, piensa en otro lugar, más pequeño —digo con la esperanza de que mi hermana cambie de idea.

Se queda pensativa, asiente con la cabeza, va a responderme pero Miguel Ángel la interrumpe.

—No sería ningún problema, lo haría con gusto. Además sería un proyecto increíble y que mi nombre se vea implicado en el para mi es todo un honor y... —Lo interrumpo.

—No es justo —sentencio—. Busca otro lugar hermana —digo con firmeza y determinación en mis palabras.

—Maxi yo quiero que mi primer proyecto esté relacionado a ti. Miguel está de acuerdo y considera que le otorgara aún más reconocimiento —dice mi hermana con ojos suplicantes—. Vamos déjame encargarme de los exteriores de tu empresa, prometo que no te arrepentirás

—Repito, para mí sería un placer servirle, señorito Maximiliano —dice con voz suave y arrastrando las silabas.

Deja caer su mano sobre mi muslo, tensando todas mis fibras. Siento un cosquilleo en mi miembro, me remuevo en el asiento porque siento que se me endurece. «Tengo que salir de aquí, sino se dará cuenta», me digo.

Termine aceptando que Miguel Ángel Cavalli -el hombre que causaba escalofríos, cosquilleos y lograba excitarme-, junto a mi hermana se encargaran del diseño de las parcelas exteriores de mi empresa. No me quedo de otra que aceptar, a sabiendas que estaría pululando a mí alrededor. Tuve que disculparme con la excusa de revisar unos documentos urgentes para una reunión a primera hora de la mañana. Acordamos una cita en la tarde, de manera tal que realizaran una inspección de las parcelas. El día de mañana se presenta agotante y angustioso.

Me fui a descansar pensando en lo duro que me ponían sus palabras. En especial cuando hacía uso de la palabra señorito unida a mi nombre, arrastrando la “o” y en ese tono tan sensual. «Tengo que contactar con Nicoletta», pensé, «debe organizar una de sus fiestas privadas».

Sin miedo te ElijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora