Capítulo 11

86 15 2
                                    

Las experiencias, emociones y sensaciones que viví días atrás me superaron. Opte por ausentarme de la empresa, recluirme y dejarme consentir por mi nana. Estos días en casa no me ayudaron en nada con respecto a mis dudas y miedos. Mi cabeza es un enredo de emociones encontradas. No encuentro respuestas para el sin fin de dudas que tengo. Aunque a veces pienso que debo hablar con alguien sobre esto, y sé que Paolo me escuchara sin juzgarme, no sé si logre hacerlo. Necesito tiempo para aclarar y ordenar mis sentimientos, con cero presiones.

Estos días en casa también pude notar que mi hermana ha cambiado. Sus ojos ya no brillan como luceros, su sonrisa habitual no la acompaña por lo que su rostro ahora es sombrío y su mirada se pierde en un abismo de tristeza e incertidumbre. He intentado de todas las formas posibles que conversemos, pero me huye, siempre con la excusa de que esta atareada entre la universidad y el proyecto. Me encuentro de manos atadas, solo me queda demostrarle mi cariño y amor incondicional.

—Hermano, me preocupas. —Levanto la cabeza descubriendo mis ojos, aun con las manos cubriendo mi nariz y boca. —En estos momentos me vas a contar que es lo que te pasa. Desde la noche de la inauguración del club estas así. Aquel día en casa no indague porque estoy seguro que no querías contar tus motivos a todos. Pero a mí me tendrás que contar y es ahora.

—Hermano, es que no sé cómo hablar de esto.

Paolo toma asiento en una de las sillas frente a mi escritorio. En cambio yo continúo en la misma posición pensando como iniciar esta conversación. Que decirle a mi amigo, que contarle de todo cuanto me ha pasado en estas últimas semanas.

—Deja de darle tantas vueltas a lo que me vas a decir y habla de una vez. Somos hermanos y odio que me ocultes cosas, así que no me hagas enfadar.

—Tuve relaciones con un hombre. —Paolo me mira asombrado, no se esperaba tal declaración. No pensaba decírselo así, pero fue la manera en que logre expresarme.

—A ver hermano, explícate mejor. ¿Cómo que tuviste relaciones con un hombre? ¿Cuándo? ¿En la noche del club?

—Exactamente no fue esa noche. Pero si empezó todo ahí.

—Soy todo oídos Maxi.

Respiro hondo y decido contarle a mi amigo con detalles cada uno de los acontecimientos que me han ocurrido. Comenzando por mi estúpida equivocación con las pulseras del demonio, en fin, ellas son las desencadenantes de esta historia. Necesito ayuda para aclarar mis ideas. Necesito que alguien me haga detener esta locura a la que mi cuerpo desea someterse. Mi amigo escucha con atención mi relato, sin interrumpirme en ningún momento. No se alarma, no hace comentarios desaprobadores o prejuiciosos, ni siquiera sus gestos delatan un mínimo de desaprobación o decepción. Demuestra ser el amigo incondicional que conocí hace cinco años atrás. Ese que se convirtió en un hermano más, y no solo para mí, sino también para Allegra.

—Intensa tu historia mi hermano. La pregunta aquí es una muy sencilla; ¿te gusta Miguel?

—Creo… —Me quedo pensando mi respuesta.

La verdad si me gusta, pero me rehusó a aceptarlo. No me mal entiendan, no tengo nada encontrar de ser homosexual, pero no estoy preparado para afrontar algo así. Además no quiero enamorarme, nunca. No me gusta la reacción de mi cuerpo ante la mera presencia de ese hombre, es demasiado espontanea, delatadora, pasional; no puedo permitir que esto se convierta en algo más que deseo carnal.  

—Ningún creo, es si o no. Sabes no hace falta que respondas. Maximiliano, le debes dos orgasmos a ese hombre, así que está más que claro que te gusta. Al menos que te gusta sexualmente es un hecho.

—No estoy preparado para afrontar tal situación. Está siendo muy difícil y confuso. —Bajo mi cabeza y llevo las manos a mi cabeza. Realmente esto me supera. —No creo poder empezar una relación con un hombre. Realmente no me siento preparado para tener una relación en general, sea hombre o mujer.

Sin miedo te ElijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora