7.3 Miss me?

322 36 1
                                    

D.

Malfoy recordaba bastante bien su infancia en la mansión: correr a través de los largos pasillos mientras en sus manos llevaba algún caramelo a escondidas de sus padres. Sentía la adrenalina pura junto al miedo de ser descubierto siendo, en palabras de su padre, un torpe y maleducado niño asqueroso a pesar de que a los 7 años todos los niños eran así. No podía quejarse sobre sus primeros años de vida, su padre podía haber sido una terrible figura, pero al menos le cumplía cada capricho que el quisiera. Su madre, al contrario, había sido la mejor.

Ahora volvía a sentir la adrenalina y el miedo al andar por los pasillos, solo que temía con encontrarse con cualquier otra persona menos con sus padres.

Le parecía terriblemente molesto que la Mansión estuviera constantemente llena de mortífagos y peor aún, algunas veces se encontraba con el mismísimo Lord Voldemort en el lugar.

Draco llevaba en sus manos un plato con fruta, empanadas y jugo de calabaza mientras caminaba a prisa hacia su habitación. Miraba cauteloso a todos lados buscando que nadie pudiera verlo, sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano cuando Greyback se paró enfrente de él y tomo en sus manos una de las empanadas.

-No te hubieras molestado- rio- aunque, para la próxima, puedes considerar que prefiero algo más...carnoso.

-No es para ti- molesto, Draco le arrebató la empanada y volvió a colocarla en su lugar.

Fenrir lo miró amenazadoramente y se acercó lentamente a él.

-Cuida tus palabras. No me importará comer la garganta de otro mortífago.

-¿Qué está ocurriendo aquí?- Narcissa se acercó a ambos, Greyback miró a Draco de nuevo y se alejó golpeando a propósito su hombro con el del chico.

-Estoy cansado de esto- espetó Malfoy.

Su madre suspiró y acarició su mejilla.

-Es bueno ver que has recuperado el hambre.- señaló el plato de comida, Draco asintió con la cabeza- comenzaba a preocuparme tu falta de apetito.

-Bueno, con todos ellos aquí es demasiado sencillo perderlo- miró a su alrededor con asco,

-No te puedo prometer que esto terminará pronto- lo miró a los ojos- pero estaremos bien, eso es lo importante.- se acercó a la frente de su hijo y colocó un beso en ella.- anda.

Draco le sonrió a medias e ingresó a su habitación. Cerró los ojos y exhalo con rudeza el aire de sus pulmones. No mentía al decir que estaba harto de toda aquella situación. Incluso, durante unos cuantos días, se sorprendió a si mismo deseando que Potter diera un fin a todo aquello. Y aunque no quisiera admitirlo, una parte de él quería que la Orden saliera victoriosa.

Aún con el plato de comida en sus manos, entró al baño de su habitación, pasó a lado de la gran tina que aún tenía el agua enjabonada del baño anterior, y abrió la puerta que guiaba hacia la habitación contigua.

Se encontró con Amelia sentada sobre la cama; su cuerpo estaba cubierto por una bata de baño gris, su pelirrojo y largo cabello aún goteaba agua y tenía la mirada perdida. Abrazaba sus piernas, acercándolas a su pecho. Cuando vio entrar a Draco lo miró por un instante antes de desviar la mirada.

En cuanto la vio sonrió de lado. Se acercó lo suficiente a ella y colocó el plato de comida frente a sus pies.

-Come- dijo mientras la miraba, esperando que dejara de ignorarlo. Amelia negó con la cabeza- anda, Brumby. Llevas cinco días sin probar un bocado. Debo admitir que tus hechizos nutricios son bastantes buenos- Amelia lo miró con sorpresa- ¿Crees que no me he dado cuenta? No haz comido absolutamente nada y estás en una condición mejor que la mía- rio irónico- de verdad serás una gran sanadora.

Hard feelings |Draco Malfoy ||Cedric Diggory|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora