I think you're really cool

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A.

Leah no mintió al inicio del curso cuando mencionó su interés por formar parte del equipo de Quidditch de su casa. Sin embargo, su madre no pensaba de la misma manera. Para ella el Quidditch era un deporte demasiado peligroso para su pequeña hija de 12 años. Sintiéndose la peor madre del mundo mágico y muggle, le prohibió a su hija si quiera presentar las pruebas para el equipo hasta al menos el año siguiente. De alguna u otra forma los 13 años sonaban como una edad en la cual maduras y dejas de ser por completo un inocente y aburrido niño pequeño. Con pesar, Leah aceptó sabiendo que era la única alternativa que tenía. La señora Sallow conocía demasiado bien a todos los profesores de Hogwarts, y ninguno de ellos se negarían a confesarle que su hija había desobedecido sus órdenes y se había unido al equipo.

Sin embargo, Leah era una completa rebelde con todos y había empacado su Barredora en el baúl a escondidas de su madre. Le prohibió ingresar al equipo, no practicar para ingresar en él. En palabras de George, aquello había sido completamente genial. En palabras de Amelia, eso había sido una gran tontería y no debió haber desobedecido a su madre de esa manera tan vil.

Y, aunque aquella fuera su forma de verlo, no había día de practica durante el cual Amelia no asistiera a ver a su amiga volar por los aires. Ni siquiera cuando era tan ambiciosa e iba a dar unas vueltas volando a las 6 am antes del inicio de clases. Debía admitir que también iba esperanzada de ver a cierta cabellera castaña ondearse en el aire. Pero todos sus intentos eran en vano, los entrenamientos de Leah parecían no coincidir con ninguno de los del equipo de la casa.

Aquel día eran cerca de las 6 pm cuando se encontraba en las gradas del campo observando como Leah trataba de volar a una mayor velocidad en picada. Era el termino de las clases y era un viernes por la tarde. Junto a ella se encontraba George Weasley mirando a la rubia. Contrario a Amelia, él no lucía asustado de que Leah sufriera alguna lesión. Parecía incluso emocionado.

-¿Cómo puedes estar tan tranquilo sabiendo que un mal movimiento y su rostro terminará esparcido por todo el campo?- preguntó Amelia hacia George sin despegar la mirada de Leah.

-Bueno, no se ve como alguien que le guste arruinar las cosas- miró a Amelia rápidamente antes de regresar la mirada hacia Leah- y sé que Poppy es demasiado buena en su profesión. La curaría en un dos por tres y seguiría luciendo bastante linda.

Amelia soltó un pequeño grito de emoción.

-¡Te gusta Leah!

-Shhhh- George puso un dedo sobre sus labios indicándole que guardara silencio- ¡No puedes decírselo!

-Pero a ella...

-¡No puedes!- repitió George mirándola seriamente.- quiero ser yo quien se lo diga.- regresó a su lugar- Fred se burla demasiado de mi por pensar en esto, pero quiero esperar un buen momento para decírselo.- Amelia asintió- además, debemos crecer un poco más. Creo que los trece es una edad adecuada.

-¿Por qué todo mundo cree que a los 13 es una edad madura?- preguntó al aire Amelia.- no es tan grandiosa como todos la pintan.

-Eh, tranquila- George rio- solo eres unos cuantos meses más grande.

-Sigo siendo mayor que ella- sonrió.

De repente, escuchó el crujir de la madera indicando que alguien más acababa de tomar asiento en las gradas. Miró hacia su derecha encontrándose con Cedric sentado a unos cuantos metros de distancia en la grada que se encontraba delante de ella. Miraba con el entrecejo fruncido hacia Leah, como si la estuviera examinando.

-Anda- George le dijo al notar como miraba a Cedric- no puedes pasar toda tu vida ignorándolo. Menos si salvó tu vida de esa caída de escoba.

Amelia suspiró. George tenía razón. Por Merlín, si los trece años eran tan geniales como todos creían, ¿Por qué seguía sintiéndose nerviosa ante un torpe chico mayor que ella por un año?. Asintió con la cabeza y se puso de pie. De su mochila sacó la libreta y pluma que Cedric le había prestado unas semanas atrás y se encaminó directamente hacia donde él se encontraba. Cedric pareció escucharla acercarse ya que volteó a verla cuando se encontraba a unos cuantos metros de distancia aún. Le sonrió e hizo señas para que se sentara a un lado de él.

-Hey, Amelia- sonrió ampliamente mientras Amelia se sentaba a su lado- no te vi cuando llegué.

-Estaba con George justo por allá- señaló al pelirrojo, el cual hizo un ademán con sus manos cuando ambos voltearon a verlo. Cedric asintió con la cabeza.- ¿Puedo preguntar qué haces aquí?

-Varios del equipo me dijeron que había una espectacular chica volando en su escoba. No sabía que se trataría de Leah- dijo bastante sorprendido.

"Espectacular" pensó Amelia repitiéndoselo una y mil veces más. ¿Qué tal si Cedric gustaba de Leah? Tenía tanto sentido después de que ella simplemente lo ignorara cada que se veían. Sabía que Leah no le correspondería, pero la simple idea de que el chico que le gustaba gustara de su mejor amiga era algo tan terrible como la idea de perder tu par de calcetines favoritos.

-¿Crees que sea tan espectacular como todos dicen?- preguntó con nerviosismo mirando hacia el frente aunque no ponía atención en Leah.

-Bueno, es bastante buena- asintió con la cabeza- de eso no hay duda. Si el próximo año intenta entrar al equipo quizás lo logre.

Amelia asintió con la cabeza y le sonrió sin mostrar los dientes.

-Por cierto, gracias por salvarme en clase de Herbología- Cedric despegó la mirada de enfrente y la miró levantando una ceja- ya sabes, lo de la mochila en el lago y todo eso- le extendió la mano donde sostenía las cosas que le había prestado- fue demasiado amable de tu parte.

-¡Oh!, eso no fue nada- dijo Cedric mientras tomaba sus cosas- te dije que la próxima vez que Malfoy se metiera contigo también se metería conmigo.

-Gracias, de verdad- Amelia le dedicó una sonrisa de agradecimiento y Cedric asintió con la cabeza.

-¿Puedo preguntar por qué te molesta tanto Malfoy?- preguntó mirándola.

-Cree que soy una terrible persona- dijo mientras jugaba con sus dedos- por todas las diferencias que hay entre nosotros. Pensé que quizás era algo un poco tonto, pero ahora no me sorprendería que alguien más piense exactamente lo mismo.- lo decía completamente en serio. Si los demás chicos veían a Leah como una espectacular chica, quizás veían a Amelia como la aburrida y terrible amiga de la chica espectacular de la cual ni siquiera recordaban el nombre.

Ambos se quedaron en silencio unos minutos que parecieron eternos mientras miraban como Leah descendía y poco a poco tocaba tierra firme. El Sol comenzaba a ocultarse y, aunque el silencio reinaba, Amelia no sintió aquel momento tan incómodo como imaginaba que sería.

-Yo no creo que seas una terrible persona- la voz de Cedric se alzó entre el sonido del aire- en realidad, creo que eres fantástica.- Cedric la miro, sus mejillas ligeramente coloradas y sus ojos azulados viéndola fijamente.

Amelia bajó la mirada con nerviosismo y sonrió ligeramente. Él no creía que fuera espectacular, él creía que era fantástica. Y aquello era mejor al menos para ella.

-Bueno, tu también eres fantástico- dijo aún con la mirada baja sabiendo que, si miraba a Cedric, no podría haber dicho lo que acababa de decir.

Al levantar la mirada vio a Cedric mirando hacia ella con una gran sonrisa dibujada en el rostro.

-Es hora de la cena, ¿Quieres ir?- preguntó hacia Amelia- podemos comer juntos.

Amelia asintió con la cabeza y los dos emprendieron su camino hacia el castillo. Cada uno sintiendo una gran alegría dentro de si mismo. Sintiéndose fantásticos.

Hard feelings |Draco Malfoy ||Cedric Diggory|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora