Hard feelings |Draco Malfoy ||Cedric Diggory|

4. 17 Moon and stars

A.

Amelia nunca había sentido tanto dolor en toda su vida. El chico que conocía desde los once años y que se había adueñado de un pedazo de su corazón se había ido. Y no regresaría nunca más.

Tras la muerte de Cedric, se ofreció a ayudar a la señora Sprout a recoger las cosas de su dormitorio; aquel en el cual había pasado la última noche antes del desafío junto a él, abrazados. Mordió su labio para evitar llorar cuando notó que las cobijas de su cama aún olían a él. No sabía qué hacer, todo se sentía tan irreal. Sentía un vació en su pecho y en cuanto recordaba su rostro las lágrimas amenazaba con salir de nuevo. La peor parte para ella fue volver a convivir con los Diggory; días antes lo había hecho para conocerlos y lamentablemente lo hacía de nuevo, aunque por motivos menos alegres. Para sorpresa de ella, la invitaron al funeral del chico al igual que a Leah.

-Por favor.- le pidió la madre de Cedric cuando Amelia se negó amablemente a asistir.- estoy segura de que él hubiera pedido que estuvieras presente.

Ante el rostro nostálgico y ojeroso que tenía en el rostro, no pudo tener el corazón para negarse de nuevo.

El funeral fue bastante deprimente, algo que no iba de la mano si se hablaba de Cedric, pero no era de esperarse, ir al funeral de un chico de 17 años no es para nada agradable. Amelia se sentía perdida, no sabía qué hacer; no sabía si debía abrazar a la madre de Cedric cuando esta empezó a llorar fuertemente, ni si debía darle las condolencias a su padre mientras se limpiaba las lágrimas con fuerza. No debía compararse, pero tenía en mente que, si ella pensaba que el dolor que sentía era enorme, no podía imaginarse cómo se sentían ellos. Habían perdido a su único hijo. Y tan solo a los 17 años.

Cuando todos se alejaron, Amelia se quedo a solas frente a la grisácea lápida. Leah le dedicó una mirada preocupada a la cual solo asintió con la cabeza mientras veía como su amiga se alejaba con el tumulto de gente. Pasó su mano sobre el nombre grabado y observó de nuevo la foto que se encontraba sobre él; era Cedric sonriente.

-Te dije que no deberías haber concursado.- las lágrimas salían de sus ojos más rápido de lo que ella pensaba.- debiste haberte quedado conmigo en las gradas, observando como Harry luchaba contra el dragón y escuchando a los Weasley hacer apuestas sobre eso.- rio un poco.- e ir Hogsmeade y tomar tantas cervezas de mantequilla como pudiéramos. Debiste mantenerte lejos del torneo y terminar tu tiempo en Hogwarts. Debiste haber dado aquel último paseo en bote como lo hiciste en tu primer año. Debiste trabajar como auror e ir a visitarme durante los años que me restaban en el colegio. Debiste haber asistido a la inauguración del comercio de los Weasley y se suponía que yo debía observarte mientras practicabas Quidditch en tus tiempos libres.- suspiró sintiendo como cada palabra saliente de su boca la lastimaba aún más.- era nuestro tiempo, Cedric.- cerró los ojos.- debí abrazarte lo suficientemente fuerte como hacerte quedarte a mi lado y no ingresar a ese estúpido laberinto.- abrió sus ojos mientras volvía a limpiar las lágrimas.- pero nos volveremos a ver.- le dedicó una sonrisa triste.- lo prometo.

D.

Draco notaba como la gran mayoría de los estudiantes trataba de interactuar con Amelia; aunque ya no eran pareja, todos sabían lo importante que era el uno para el otro. Por su parte, él trataba de mantener la distancia con ella. Solía verla andar por los pasillos y durante Adivinación y Pociones, pero ella no le dedicaba la misma sonrisa alegre como antes. De vez en cuando sentía la mirada de la chica sobre él, pero cuando trataba de mirarla de vuelta, Amelia desviaba su mirada.
Había escuchado rumores sobre como Amelia pasaba sus noches observando el retrato de Cedric que habían colocado en un espacio de su sala común y las pequeñas lágrimas salían de sus ojos, y aunque estaba seguro que era algo que pudiera ocurrir, le gustaba pensar que sólo eran eso. Rumores.