2.7 Valentine's day

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A.

Las vacaciones de invierno terminaron  y Amelia regreso a  Hogwarts. A pesar de que Leah le había propuesto quedarse durante las vacaciones como el año anterior, sabía que debía regresar con sus padres. Además, no quería estar ni lo más mínimamente cerca de Draco, el cual pasó las vacaciones en el castillo.

Cuando le contó a sus padres lo sucedido en el bosque, su padre enloqueció. Había decidido mandar una carta a Dumbledore pidiendo la expulsión inmediata de Draco del colegio, pero su madre lo calmo diciendo que en el cualquier momento el chico recibiría su merecido y lo mejor era dejárselo en las manos al karma. Como los ideales de Amelia eran casi los mismos que los de su madre, concordó con ella.

Tan pronto el calendario marcó Febrero, empezó una temporada completamente desagradable para algunos y la mejor de todas, según Amelia; San Valentín se aproximaba y el profesor Lockheart había decidido que era una grandiosa idea entregar tarjetas con duendes.

Amelia amaba ver a las  a las criaturas caminar por los pasillos y empezar a entonar una boba canción.

-Leah, mi amor por ti quema con la intensidad de mil soles. Y tus mejillas tan rojas como el trasero de un mono...

-Basta.- dijo Leah mientras se tapaba las orejas.

-Y tus ojos cafés como el lodo me hace delirar.

-¿Ese fue George?.- Amelia le pregunto mientras ambas seguían escuchando los cantos del duende. Leah asintió con la cabeza mientras sus orejas seguían tapadas con ambas manos. Amelia rio. Supuso que todo aquello se trataba de una broma de mal gusto por parte de alguno de los dos gemelos Weasley, pero Leah parecía disfrutarlo. De alguna u otra forma, le gustaba saber que George se había tomado la molestia de mandarle un duende cantarín incluso como burla.

De repente un duende el cual llevaba colgando una pequeña túnica mal colocada se posó en frente de ella llamando su atención.

-¿Usted es Amelia Brumby?- preguntó con tono gruñón.

Amelia miró hacia todos lados.

-Si, señorita, le hablo a usted.- el duende espetó con cierta molestia.

-Si, soy yo.- dijo confundida.

Leah había destapado ya sus orejas sabiendo lo que estaba a punto de ocurrir.

Fue como si todo sucediera en cámara lenta frente a Amelia; observó al duende tomar aire y enderezar la espalda.

-Amelia, Amelia. Tus ojos esmeralda me tienen cautivado, el color de tu cabello es igual de mi cara cuando trato de hablarte....- Amelia estaba completamente sonrojada y se rascaba nerviosa el cuello.- tu sonrisa es tan blanca como el brillar de mil perlas. Quiero siempre estar contigo.

El duende le jalo la túnica indicando que su canto había terminado y extendió su mano bocarriba indicando que esperaba la propina. De la bolsa de su túnica saco 3 sickles y los colocó. El duende salió del lugar con la misma postura encorvada. Amelia miró a Leah, la cual mordía fuertemente su labio indicando que contenía la risa.

-Al menos el mío no dijo que mis ojos eran cafés como el lodo.- trató de animarse Amelia.

Leah soltó la carcajada llamando la atención de todos los presentes. Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de un par de ojos azulados mirando nerviosamente hacia donde ambas se encontraban. Amelia trató de saludar con la mano, pero el chico había salido casi corriendo en cuanto se percató que Amelia lo miraba.

- Estoy puramente convencida de que Cedric fue el que mandó ese duende a recitarte ese...bello canto.- mencionó Leah después de calmar su histérico ataque de risa.

-Eso es una tontería.- hizo una mueca.- Por Merlín, eso fue demasiado vergonzoso.- dijo mientras sentía sus mejillas arder.

-Ten por seguro que todos están teniendo un día bastante apenado.

En cuanto Amelia decidió observar en la misma dirección que Leah divertida lo hacía se encontró con Draco. Este tenía un semblante de asco. Al parecer, él también había recibido una tarjeta.

-Malfoy, oh Malfoy, tu cabello blanco como la nieve hace que quiera hacer ángeles de nieve en él, tu malévola sonrisa hace que mis piernas tiemblen. No huyas de mi, no te tengo miedo aunque quizás seas el heredero de Slytherin.

Draco, notoriamente apenado, le dio un golpe en la cabeza al duende al terminar de entonar la tarjeta. Una risa nerviosa se escucho cerca de él y pudo descubrir a la autora de los sucesos, Pansy Parkinson. Él le dedicó una mueca y partió del lugar.

Al pasar a un lado de Amelia, le dio un pequeño golpe en el hombro, haciendo que esta tambaleara.

-Bueno, al menos ya tienes algo con que molestarlo

D.

Tomar clases de Defensa contra las artes oscuras con Lockheart era ya una pesadilla, pero todo empeoraba cuando recordaba que la compartía con los de Hufflepuff. Mientras ingresaba al salón pudo escuchar a un cuarteto de chicas hablar.

-Yo pienso que Cedric fue quien le  mando la tarjeta a Amelia- escucho Draco delante de él.

-¿Por qué todos piensan eso? Basta- vio como la pelirroja negó con la cabeza.

-Por supuesto que lo es, alguien como él no se fijaría en alguien como tú- escupió arrugando la nariz- aunque con el hecho de estar en Hufflepuff me haría dudar sobre sus horrendas elecciones.

Leah Sallow había levantado su puño en dirección al rostro de Draco, pero Amelia le dijo que no lo valía.


*********

Durante la final de Quidditch entre Gryffindor y Hufflepuff, Draco se encontraba sentado junto a sus amigos, la única razón por la que habían decidido ir, fue para ver alguna lesión grave que pudieran tener algún jugador. En Quidditch había demasiadas.

Con toda la multitud, los tres Slytherin abuchearon cuando la profesora McGonagall anunció la cancelación del partido.
Cuando se dirigían a sus dormitorios pasaron por la enfermería y observaron a Leah tomando la mano de alguien, pudieron notar mientras más se acercaban, qué se trataba del cuerpo petrificado de Amelia; la habían encontrado junto con Granger. Draco les dedicó una sonrisa victoriosa y, al llegar a sus dormitorios, celebró con sus amigos que las dos chicas que más despreciaba hubieran sido petrificadas, nunca sintió satisfacción tan grande como esa.

El pasar de los días fueron más tranquilos para él sabiendo que las dos sangre sucias que más odiaba estaban petrificadas en el ala de enfermería. Su felicidad no duró tanto como esperaba; para su sorpresa, el profesor Snape ingresó noches después a los dormitorios y los despertó a media noche anunciando que bajaran al gran banquete de celebración; al parecer había encontrado al heredero de Slytherin.

Draco bajo emocionado por ver de quién se trataba, pudo ver a Potter festejando alegre mientras comía un trozo de pastel frente a él, supo que gracias a él todo había terminado. Nunca supo de quién verdaderamente fue la culpa o quien era su aclamado héroe.

También observó a Ginny Weasley, nerviosa y con una taza de chocolate caliente en sus manos.

Su humor no era el mejor, y este empeoro cuando Dumbledore anunció que, gracias a las heroicas acciones de Ron y Harry, Gryffindor había ganado la copa de las casas de nuevo.

La peor parte de la noche, fue cuando vio a las dos chicas entrar al comedor; Granger corría directo hacia Ron y Harry, mientras Amelia corría a taparle los ojos a Leah por detrás, luego las vio abrazarse y, de igual manera, observó el abrazo entre ella y Cedric, sintió asco. Quizás por el hecho de verlas felices y sanas, o por pensar que ninguno de sus amigos se preocuparía de esa manera por él.
Al fin y al cabo, eran Slytherin y por eso eran reconocidos.
Draco clavó su mirada en Amelia y ella a los pocos minutos la sintió, le mostró una sonrisa cordial pero él se dedicó a alzar las cejas de manera despectiva sin dejar de pensar en lo estúpida que era esa Hufflepuff.

Hard feelings |Draco Malfoy ||Cedric Diggory|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora