Epilogue

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La luz solar entrando a través de la ventana hizo a Amelia abrir los ojos lentamente tratando de acostumbrarse al Sol. Odiaba las mañanas, especialmente esta. Había pasado toda la noche leyendo sobre los tipos de curaciones mágicas, era una ironía; odiaba desvelarse pero amaba con cada centímetro de su ser saber más y más sobre tratamientos mágicos.

Volvió a cerrar los ojos y cubrió su rostro con la almohada.

-Amelia- una suave voz se escuchó- Amelia, es hora de despertar.

Ella bufó y se cubrió con más fuerza la cabeza.

-Amelia, de verdad, es hora de despertar- la voz de Neville sonó en toda la habitación.- ¡Amelia!

La puerta se abrió abruptamente dejando ingresar al castaño. Con su varita levantó las cobijas de Amelia, la cual se puso en posición fetal tratando de no sentir frio.

-5 minutos más- susurró.

-¡Hoy es el inicio de tu curso de encantamientos sanadores, 5 minutos más y no llegarás!

Amelia abrió los ojos grandemente y se levantó de la cama velozmente.

-Por Merlín, por Merlín- susurró.

Neville rio mientras rodaba los ojos y cerraba la puerta de la habitación. Tan rápido como pudo, Amelia tomó un baño de no más de 5 minutos. Se paro frente a su armario y busco algún atuendo con la descripción "Formal pero no tan formal como una túnica, pero tampoco tan informal como un simple vestido de primavera" bufó y tomó lo primero que encontró. Salió de la habitación con el pelo aún escurriendo, en la mesa ya se encontraba su taza de café.

-Gracias, Neville- le sonrió mientras daba un sorbo. Neville asintió con la cabeza y siguió leyendo El Profeta.

Amelia se acercó a la pila de cartas que se encontraba frente a la puerta.

-Es una lástima que ya no podamos usar lechuzas- hizo una mueca- extraño verlas entrar por la ventana.

-Bueno, si hubieras despertado más temprano hubieras podido ver a una entregar esto- de detrás de él sacó un sobre blanco con sello dorado.- estoy seguro que los vecinos volverán a quejarse de nuevo.

Se lo entregó a Amelia. El sobre iba dirigido para ambos. Ella lo abrió rápidamente y se encontró con la invitación a la boda de Leah y George. Dentro del sobre había otra pequeña nota que decía:

"No, no pudimos esperarnos"

Rio al leerla.

-¡Sabía que no lo iban a hacer!- dijo en tono burlón.

-Llevan conociéndose toda una vida. Yo tampoco esperaría tanto tiempo- Neville levantó los hombros.

-¿Y por qué no lo has hecho?- Amelia levantó su mano y señaló su dedo anular. Neville se atragantó con el café y tosió repetidas veces.

-Hannah y yo vamos lento...- dijo con nerviosismo- demasiado lento, ¿De acuerdo? Pero valdrá la pena.

Amelia rio y negó con la cabeza mientras leía la invitación.

Tras tres años de la Batalla de Hogwarts, Amelia y Neville habían decidido comprar un departamento y vivir juntos. Nada entre ellos era amoroso, en realidad, lo habían decidido de esa forma por la cercanía que este tenía con San Mungo y el Ministerio de Magia. Aunque Neville se retiró como auror tan solo un año después, decidió permanecer junto a Amelia. Las cosas para ambos habían ido bastante bien. Después de rogarle a la profesora Mcgonagall, Amelia había conseguido que ella accediera a brindar un pequeño taller de hechizos sanadores, nunca supo que tan necesarios eran hasta el día de la batalla. Y aunque todo el mundo mágico estaba más que tranquilo, nunca estaba de más un conocimiento. Neville, por su parte, había sido invitado como ayudante de la profesora Sprout para Herbología. Aceptó casi de imediato.

Hard feelings |Draco Malfoy ||Cedric Diggory|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora