6.4 The collar

390 37 2
                                    

D.

-Joven Malfoy, me temo que si vuelve a decidir no entregar alguno de los deberes de la clase me veré en la obligación de restarle la calificación. Lo mismo va para sus amigos- McGonagall le dedicó una mirada a Crabbe y Goyle, los cuales se encontraban cada uno a un costado de Draco.

-Si, profesora-respondieron al unisón.

Ni uno de los tres dijo una sola palabra hasta que se alejaron lo suficiente de la oficina de la profesora.

-¿Son tontos? Deben ser discretos, por Merlín. Nadie debe saber o pensar que estamos haciendo algo. Si los tres mostramos las mismas actitudes, pueden empezar a sospechar.- Draco los reprendió con enojo antes de empezar a caminar.

-A..¿A dónde vas, Malfoy? ¿Podemos ayudarte?- Crabbe trató de caminar lo más rápido que pudo en busca de alcanzar a su amigo.

-Solo hagan lo que les digo. Por ahora debo arreglármelas solo.

La realidad era que Draco se encaminaba al salón de Estudios Muggles, donde, si no se equivocaba, estaría Amelia esperándolo.

Draco había descuidado absolutamente todos sus deberes mientras se repetía mentalmente la misma frase una y otra vez: "Tengo cosas más importantes que hacer". Y con aquello se refería a la misión que el mismo Voldemort le había encargado llevar a cabo. Sus amigos y secuaces Crabbe y Goyle, después de enterarse de la situación, habían decidido ser incluso más devotos que antes al chico; pasaban grandes cantidades de horas parados a las afueras de la Sala de Menesteres mientras él trataba de hacer funcionar correctamente aquel viejo armario evanescente. La mayoría de las veces se frustraba demasiado al notar que las manzanas que ponía dentro se mostraban intactas, indicando que no había logrado su cometido. Sin embargo, lo motivaba querer demostrar por qué él fue elegido de entre un gran puñado de chicos.

Disfrutaba contarles la historia de como Voldemort le había indicado la misión una y otra vez a sus amigos. Incluso le mostró la marca tenebrosa que portaba en su brazo a Pansy Parkinson, a pesar de que ella no le dirigiera la palabra y él siempre había buscado mantenerse alejado de ella, le alegraba notar el rostro lleno de sorpresa y orgullo que esta le brindaba.

-Vaya, tardaste más de lo esperado- Amelia Brumby abrió la puerta del salón en cuanto escuchó a Draco tocar. Abrazo fuertemente a Draco mientras daba un pequeño beso de bienvenida en los labios de él.

Por el contrario, no quería que Amelia supiera absolutamente nada relacionado a los mortífagos. Ni siquiera cuando dormían juntos Draco dejaba al descubierto sus brazos. Agradecía que la temporada fuera fría porque al menos tenía una justificación para estar siempre cubierto. No sabría cómo le haría durante el verano. Sabía que una vez que ella descubriera su secreto, todo entre ellos habría terminado. Y él no había quedado como un tonto ni la había esperado tanto tiempo como para que eso sucediera.

-No fue mi culpa. Fue la profesora McGonagall. Sabes que odio la impuntualidad.- dijo mientras tomaba asiento sobre el escritorio que se encontraba en el salón.

-¿No entregaste otro deber? ¡Pudiste haberme dicho para ayudarte en aquello que no entendieras!- lo cuestiono mientras se sentaba a su lado.

-No se trata de eso- negó con la cabeza- simplemente no me ha dado la gana hacerlo.

-Wow, eres todo un rebelde- Amelia rodó los ojos.

-Bueno, por eso es por lo que estás aquí, ¿no? Amas mi estilo de chico malo.

-En realidad, sigo pensando que de verdad me diste poción de amor. No se me ocurre otra razón más.

Draco rio irónico mientras la veía. Ella casi siempre lograba sacarle una sonrisa, era como si fuera su objetivo diario.

Hard feelings |Draco Malfoy ||Cedric Diggory|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora