7.6 Sword of Gryffindor

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A.

Sentada en una de las largas mesas de la biblioteca con sus libros esparcidos, Amelia trataba de distraerse de todo lo que estaba sucediendo haciendo un poco de los deberes que les dejaban. Después de explicar a Draco que estaría completamente bien yendo sola a la biblioteca mientras él conversaba con Snape, este cedió.

Normalmente solía quejarse por no tener ni un momento digno de descanso, pero en aquella ocasión agradeció al profesor Flitwick y a la profesora McGonagall la cantidad  de pergaminos que habían encargado quizás sabiendo que los deberes servían como un poco de distracción a los alumnos.

Sin embargo, su atención se encontraba completamente centrada en la mesa vacía que se hallaba frente a ella. La miraba con atención, como si esperara que en cualquier momento alguien tomara asiento en ella.

Era la mesa donde Hermione solía sentarse a hacer los deberes.

La extrañaba. En realidad, extrañaba a los tres por igual. Incluso a Harry, quien no quería saber nada de Amelia en aquel momento.

Desde el 1° de Agosto, no había día en el que Amelia pasara sus noches de insomnio preguntándose por ellos. Seguramente eran lo suficientemente inteligentes como para ir de un lugar a otro, haciéndose imposible encontrarlos incluso para la Orden.

La simple idea de pensar que durante un largo tiempo Amelia se sentaba junto a Hermione y Leah a hacer los deberes en aquel lugar mientras reían y la señora Pince las callaba con un gran "Shhhh", la hacían sentir enferma de nostalgia.

Ni siquiera se había despedido de ellos. No había tenido tiempo que absolutamente nada; se culpaba a si misma por no haber pasado tiempo de calidad con el trío durante la boda, quizás incluso hacer las paces con Harry. Pero sonaba demasiado egoísta culpar a Fred por simplemente tomar asiento junto a ella y conversar.

Ahora Hermione se encontraba posiblemente a miles de kilómetros de distancia de Hogwarts. Por el contrario, Leah se encontraba a solo dos mesas de distancia. Pero las separaba el orgullo.

Fue sacada de sus pensamientos cuando escuchó cuchicheos en la puerta principal de la biblioteca; Neville y Ginny iban ingresando por ella y se encaminaban directamente hacia el lugar donde se encontraba sentada Amelia.

-Hey- saludó Ginny mientras tomaba asiento a su lado.

-Tanto tiempo sin saludarlos- sonrió Amelia mientras veía a sus amigos tomar asiento en las respectivas sillas.

-Bueno, tampoco tenemos tanta libertad- dijo Neville con molestia.

-¿Dónde está Luna?

-Ah, fue a tomar asiento con Leah- Ginny señaló detrás de Amelia- ya conoces las reglas; no podemos estar más de tres personas juntas- Amelia asintió con la cabeza- queríamos saber si tú conoces algo sobre la espada de Gryffindor.

Amelia cerró su libro de encantamientos al que llevaba demasiado tiempo ignorando y se enderezó.

-Bueno, es una leyenda de Hogwarts- dijo pensativa- aunque, como sabemos, Harry la usó en la cámara de los secretos para matar al basilisco. Si sigue en el castillo, debe de estar en la oficina de Dumbl...Snape- corrigió rápidamente.

-¡Tenía razón!- dijo Neville mientras veía con reproche a Ginny, la cual le dio un ligero golpe indicándole que había hablado demasiado alto. Amelia los miró divertida- Amelia, tenemos un plan; es un poco peligroso pero, si sale bien, podríamos incluso ayudar a Harry.

-Vamos a robar la espada de Gryffindor del despacho de Snape- dijo Ginny en un susurro lo suficiente audible para los tres.- ¿Quieres unirte?

Amelia los miró con confusión mientras trataba de procesar la idea.

Hard feelings |Draco Malfoy ||Cedric Diggory|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora