*Treinta y cuatro*

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Antes de ir hasta el aserradero, Luke propone entrar a una cafetería. No me niego porque en serio tengo hambre, además, también propuso que esperáramos hasta el medio día que era la hora de descanso del almuerzo.

—¿Tu madre no se llama Adelle? —pregunto para sacarme la duda mientras como mi sándwich y tomo de mi café con nata. El solo pidió un jugo de naranja.

—No, es Adeline, solo que ya no le gusta usar su nombre del pasado. Abuelo lo odia también.

—Ah... —digo y hago silencio.

—Tengo claro que mi madre no tenía buena reputación, así que no te sientas mal por eso.

—Lo siento, no es mi intención...

—Lo tengo muy claro, tampoco estamos de vuelta en Pensilvania porque queramos, al final yo soy la razón por la que ella vino a revolver su pasado, aunque ahora que lleva un nombre y un apellido diferente, parece que ha aplacado muchos de sus demonios del pasado.

—Bueno, siempre se puede recomenzar, por eso existen las segundas oportunidades —comento y seguido bebo lo último de mi café con nata que ya se ha enfriado.

—No lo creía así. Ahora supongo que sí —repone y se levanta terminando de tomar su jugo.

—¿No comerás más nada?

—No —niega sacando unos billetes para dejarlos en la mesa—, yo invito, ¿vamos?

Asiento y me levanto.

Afuera nos subimos nuevamente a su moto y nos dirigimos al aserradero. Duramos un poco en llegar, es a las afueras. Y no fue difícil localizar, el ruido de algunas sierras funcionando, inunda el ambiente impregnado de virutas, y mucho aserrín por doquier. Es hora de almuerzo y la mayoría se encuentran afuera del aserradero comiendo sus almuerzos. Algunos de esos hombres nos miran, mientras Luke repara en ellos. Lo cierto es que no tengo idea de si sabe quién es o como luce ese hombre Mortimer. Se acerca a uno de ellos.

—Busco a Mortimer, ¿sabe dónde lo encuentro?

—Comiendo el almuerzo como todos; pero anda de malas pulgas, ¿Quién eres y que quieres muchacho? —contestó el hombre algo aprehensivo.

—El hijo de Adeline —responde y el hombre se echa a reír con mucha gracia.

—Oyeron eso muchacho, es el hijo de la dulce Adeline —proclama a grito y burla, y el resto de hombres se ríen, con mucha diversión.

—¿Sabe dónde está? —Luke pregunta algo irritado.

—¿Quién me busca? —escuchamos la gruesa voz detrás de nosotros.

Ambos nos giramos para encontrarnos con una montaña de hombre, burdo, viene en camisilla y el overol amarrado en su cintura.

—¿Eres Mortimer? —Luke pregunta.

—Dije, quien me busca.

El hombre realmente luce de malas pulgas.

—Soy Luke, soy quien te busca —responde, y bufa duro, audible secándose el sudor con una toalla pequeña y algo rehusada que lleva en su hombro.

No dice nada, solo escupe en el suelo como si con eso respondiera todo y da la vuelta. Luke se mueve y va tras él.

—Eres mi padre, ¿verdad? —le cuestiona al acercársele.

El hombre se vuelve y le toma del cuello de su camiseta y lo jala hacia él.

—No me jodas con eso.

—Si me deja confirmarlo, dejaré de joderlo con eso —le responde y el hombre resopla duro empujándolo con fuerza y haciéndolo caer al suelo duro.

Voy hacia él.

—No vine a que me reconocieras solo necesito...

—Y por qué habría de hacer eso. Adeline era una puta, medio pueblo podría ser tu padre muchacho —replica el hombre con rabia.

—Eso lo sé. Mi madre no era una santa. Solo quiero una muestra. No le costará nada, ni siquiera tiene que portase como un padre. No sé qué es eso, tampoco tengo por qué saberlo ahora —expone levantándose sin mi ayuda y sacudiendo su ropa.

El hombre se detiene y nos mira.

—¿Y por qué no vino ella misma a pedírmelo?

—Ella no sabe que estoy aquí.

—Tienes agallas, muchacho.

—Debe ser porque estoy muriendo, señor, y usted podría significar mi última oportunidad —Luke revela y tanto el hombre, como yo y los que están expectantes de nuestra conversación, quedamos mudos.

¡No puede ser!

Muriendo...

Muriendo...

La palabra parece revelar más cosas de las que esperaba, le miro sin poder creer lo que está diciendo; sin embargo, parece ser la respuesta a todo lo que dice y hace. Me mira y sabe que estoy sumamente sorprendida.

—¿Y? —responde el hombre que no parece tan conmocionada como lo estoy yo con su revelación, que de algún modo les dan razón a muchas cosas, y quizás a las insinuaciones de papá y sus prohibiciones.

—Nada —responde y saca una tarjeta, la estira hacia el hombre que la mira con recelo—, es para hacer la prueba, no tomará mucho tiempo. Deben hacerse allí, es donde llevan mis controles.

—Que te hace pensar que voy a ir allí, ya te lo dije, medio pueblo de este y otros podrían ser tu posible padre —aduce el hombre renegando de tomar la tarjeta.

—Lo sé, pero ella solo amó a uno solo de entre todos los hombres con los que se acostó —repone Luke con el convencimiento marcado en su rostro—.Oh now I got a reason, And I'm still waiting Now I got a reason, To be waiting... —se pone a cantar, reconozco un poco esa letra. Él hombre le mira espantado, seguido frunce su seño y arranca la tarjeta de mala gana de su mano, grita con voz de trueno a los que están comiendo para que se apuren y entra al aserradero.

No dice si hará lo que le pide o no, es incierto; no obstante Luke parece satisfecho con eso. No se rindió y al final consiguió lo que quería, ¿pero, ¿una muestra de qué? ¿En serio va a morir? Mis ojos se empañan incrédula todavía y todos los recuerdos de estos últimos días se agolpan en mi cabeza. Él se vuelve hacia mí y tengo que pestañear varias veces; sin embargo, es en vano, ha visto que quiero llorar. No sé qué decir, no quiero decir nada.

—¿En serio vas a morir? —pregunto cuando está a mi lado.

—Soy Veneno, ¿lo olvidas? —aduce como si a él mismo no le costara decir eso.

—No eres Veneno, eres un idiota —mascullo con rabia y más con la idea de que realmente vaya a morir. No debería hacer chistes así, me vuelvo rápido hasta su moto.

Quiero ir a casa.

***

Un chico malo en mi verano✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora