*Treinta y dos*

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El viaje a Glascow town no demora mucho, solo está a unos kilómetros de Gladwyne. No hemos demorado mucho y aunque me encanta la adrenalina, no quiero regresar tarde y que mi padre no me encuentre en casa. Después de todas esas advertencias no sé qué pensar.

Luke detiene su moto en una gasolinera que queda después de la entrada, apaga el motor y se quita el casco.

Hago lo mismo, miro a mi alrededor, el pueblo es pequeño, pero se ve que es igual de agradable que el de papá. No lo conozco y será la primera que esté aquí.

—¿Sabes a donde buscar? —pregunto cuando me bajo abrazando el casco y él arrastra la moto a una zona de estacionamientos.

—Sí.

—¿Cómo puedes estar seguro que es él?

—No lo estoy, pero quiero estarlo —responde y aunque quisiera preguntar más, no me atrevo porque creo que heriría susceptibilidades, después de lo que me contó lo que su abuelo —, ¿vienes? —pregunta pidiéndome que le siga hasta la caseta de registro.

Voy con él y le entrego el casco para que los deje guardados y podamos ir a donde sea que necesite sin muchas cargas. Una vez lo hace, salimos de allí.

—¿Hacia dónde? —pregunto cuando ya estamos nuevamente afuera, en la calle mirando a todos lados.

—Por allá —señala hacia un parque. Pero no se mueve para caminar, se gira hacia mí y me ofrece su mano.

¡Cielos! Su gesto me exalta un poco; así que tengo que espabilarme rápido y toma su mano. Me sonríe cuando lo hago y empieza a caminar hacia donde indica.

Luego de caminar varios tramos adentrándonos en el pueblo, llegamos a la parte del comercio. Tiene mucha actividad y encuentras todo tipo de locales. Luke sigue caminando hasta que se detiene, y suelta mi mano para sacar un papel de su bolsillo y hojearlo. Después mira hacia un lugar que se llama: Paul's Tavern, y por el nombre parece un bar.

—Es allí —indica.

—Es una taberna, ¿crees que nos dejen entrar?

—No vamos a comprar nada, solo preguntaré por alguien.

—¿Quién te dijo de él?

—Nadie —acota sin perder su vista del lugar—. Lo descubrí en la agenda de mamá —añade.

—Siendo así, no crees que si fuera tu padre te lo habría dicho —opino y eso llama su atención porque rompe su conexión con el lugar y me mira.

—Hay muchos nombres en esa agenda —repone, y no puedo evitar sentirme mal. Solo pensar que la madre de Luke fue algo traviesa.

—Lo siento —emito algo avergonzada.

—No es para que te sientas mal. No soy tonto para saber que mi madre no fue la mejor —esboza—; pero tampoco la juzgo, al final ella hizo todo eso porque abuelo era muy estricto. Ella me confesó que solo buscaba un poco de libertad, como las luciérnagas. Así solo dure una noche nada más.

—Tienes razón, y si quieres comprobar que lo sea, mejor apurémonos. Ella tampoco debe saber que estás aquí buscándolo.

—No, no lo sabe; pero no creo que se moleste. Básicamente hizo esa agenda por necesidad.

—Debe ser porque es importante para ti —repongo y él sonríe.

—Así es. Encontrarlo es de vida o muerte —emite y eso me sobresalta de nuevo—, ¿vamos? —añade ofreciéndome su mano de nuevo y nuevamente tengo que espabilarme y tomarla, sin dejar de pensar que, a veces tengo la sensación de que, cada vez que lo hago parece que fuera la última.

***

Un chico malo en mi verano✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora