*Cuarenta y ocho*

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Ansiedad, mucha ansiedad siento desde que mamá me dijera... su verdad. Quiero pensar que fue muy egoísta conmigo —y quizás lo sea— pero creo que yo lo soy más porque ha hecho que mi mundo vuelva a tener luz y todo a mi alrededor adquiera nuevamente los colores que había perdido estos últimos días.

«¡Cálmate, Allie!» Me digo para hacer exactamente eso; pero lo cierto es, que no puedo hacerlo por más que me lo auto imponga porque no puedo estar tranquila hasta que vea a Veneno y me... disculpe con él.

—Allie... —mamá habla rompiendo el silencio en el que estábamos desde que subimos al avión.

Esta vez ella viene conmigo. Habría preferido que no, pero ella tiene algo que hacer, y es precisamente lo que no quiero. Jack ha sido mi padre por diecisiete años y no quiero que deje de hacerlo. Le miro.

—Estoy bien —digo.

—¿Tanto quieres ir a ver a ese muchacho?

—No solo a él, mamá, deberás saberlo, por eso vienes conmigo.

—Allie...

—Jamás —la detengo mascullando entredientes—, se te ocurra decirme quien es mi padre biológico —añado de la misma forma.

—No creo que importe, pero si estuvieras en el mismo caso de ese muchacho no me importaría pasar la vergüenza y decírtelo.

—¿Por qué mamá? ¿Por qué hasta ahora?

—Supongo que se convirtió en el momento indicado.

—Papá va a sufrir con esto —le recrimino.

—Allie...

—No quiero que deje de ser mi padre, y sobre todo después de aguantar todas tus mezquindades. Si no me amara jamás habría soportado tus inseguridades, que a la final solo se reducían a que tenías miedo de que me quedara con él solo porque sabías que no era suya, pero quien te entiende... no debiste dejar que se encariñara conmigo... ahora solo te aguantas.

—Allie no seas tan dura conmigo.

—Y encima quieres que te comprendamos.

—Carl siempre tuvo la razón, no me extrañaría que lo supiera —expreso molesta y ella baja su rostro.

—No podía escondérselo, no después de haberle fallado a Jack —admite y yo solo puedo sentir rabia.

Pero es mi madre, así que no me durará para siempre; pero, tampoco se irá de la noche a la mañana. La voz de la azafata sale por el altavoz avisando que pronto estaremos en tierra, cierro mis ojos y me agarro de los brazos de la silla. Mamá también y así aguardamos a que la maniobra de aterrizaje alaga a la perfección. Yo ya quiero estar en tierra, aunque todavía no sé cómo reaccionará papá con todo esto, si tengo claro que estará muy dolido con... mamá.

***

Un chico malo en mi verano✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora