*Dos*

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He repetido esta escena con mamá desde que empecé a viajar a casa de mi padre, pero cada vez que sucede es como si volviéramos a esa primera vez, en que tengo que separarme de mi madre por un poco de tiempo. Yo, ya lo he superado, ya no soy la niña que le tenía miedo a pasar muchas horas sola y metida en un avión, rumbo a un destino desconocido. Ahora es diferente, he crecido; pero mamá parece que no.

Básicamente tengo un pie tierra y otro en el avión y mamá sigue abrazándome como si no deseara que hiciera este viaje. Eso me preocupa, la quiero tanto que no soportaría saber que se queda muy preocupada por mí. Mis amigas Jess y Cam me dicen que es normal, ella solo está sufriendo la pos catarsis de mi siguiente ida a la universidad. Así que, en parte la entiendo, la universidad será mi nueva aventura lejos de casa

—Linda, ya es suficiente. Allie tiene que embarcarse ya —papá Carl la reprende colocando su mano en su hombro. Ella me libera de su abrazo de pulpo a regañadientes. Él la mira indulgente—, te aseguro que, si la dejas marchar ya, volverá más rápido.

—Buen truco Carl; pero solo diré que funciona —dice y vuelve su mirada hacia mí.

Coloca sus manos en mis hombros y besa mi frente.

Catarsis. Me recuerdo la conclusión de mis mejores amigas, y les creo porque una de ellas también pasa por esto. Jess, que irá a la misma universidad que yo, porque en cambio Cam ira al conservatorio a estudiar piano y canto. Es su sueño y sus padres son los más felices que la hayan aceptado en un prestigioso conservatorio de Nueva York.

Por fin me deja libre y yo aseguro mi morral a mi hombro. La miro y medito en que tal vez lo pase igual y con algo de nostalgia en casa de mi padre ya que pasaré mi cumpleaños dieciocho con él; sin embargo, que puedo hacer, a papá le toco esta vez el turno de mi cumpleaños porque mi estadía será un poco más larga que en años pasados.

Me alejo y me acerco a Carl para despedirme y no ser yo quien alargue esta despedida ahora. Él me abraza y besa mi frente con cariño; pero menos dramático que mamá. Mi alérgico hermano Theo se despide de mano ya que odia las demostraciones a de afecto. Termino de despedirme y me vuelvo hacia la fila donde debo entregar mi pasaje de avión rumbo a Gladwyne town.

—Allie —la voz de mamá me hace girar cuando voy rumbo a la sala de embarque. Le miro—, no olvides conectarte el próximo trece.

No lo olvidaría, es el día de mi cumpleaños.

—¡Vale, no lo olvidaré! —grito levantando mi mano porque ya estoy cerca de entrar a la sala.

—Mas te vale Allisandra, te amamos —grita mamá y no puedo evitar sonrojarme cuando noto como todos me miran.

Mamá no pudo ponerme un nombre mejor y que no sonara tan de princesa de cuentos. Sonrío bastante apenada y con la cabeza gacha entro rápidamente a la sala y de allí al pasillo que nos lleva al avión.

Una vez entro en el avión busco apresurada el número de mi silla. Me alegro mucho al llegar y darme cuenta que mamá reservó el puesto de la ventana. Guardo mi morral en el compartimiento de arriba y tomo asiento con mis cascos en mano. Y una vez allí pongo a rodar mi lista de reproducción encabezándola Ocean eyes de Billie Eilish.

Ojos como el océano repito en mi cabeza recordando unos que vi alguna vez cuando era pequeña en una de las primeras visitas a mi padre; pero que he vuelto a ver jamás. No me acuerdo muy bien como era él solo... solo recuerdo sus ojos como el océano más hermoso y claro...

***

Un chico malo en mi verano✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora