Un chico malo en mi verano✔

*Cuarenta y siete*

Esta será la primera vez que esté en la casa de William, en otro momento, habría flipado de la emoción porque no hay cosa que te haga chillar de emoción, que el chico al que llevas considerando por meses tu crush, de repente te empiece a hablar, luego de haberte rechazado cuando tomaste la determinación de ser quien diera el primer paso. Eso fue lo que pasó, antes, podría sentirlo diferente, ahora, no me genera ninguna emoción, no obstante, la extraña conversación con Carl si me genera una extraña emoción, una que es como un presentimiento.

Suspiro hondo, lo cierto es que no quiero alentarme más en lo correspondiente a Luke, y solo espero que todo esté bien; sin embargo, en nuestra conversación él no dijo nada sobre aceptar, él siempre habló de mí.

¡Idiota! Le recrimino y solo espero que todo este sacrificio valga la pena.

—¡Hola! —William saluda al abrirnos la puerta de su grande y bonita casa. Se aparta para que entremos. Cam y Jess entran primero y me dejan con él en la puerta—, gracias por venir, espero que te guste lo que te tengo preparado —añade algo sobrado, y bueno, lo cierto es que William Campbell es muy sobrado porque aparte de guapo, es rico.

Cualquiera mataría por ser su centro de atención, y esperen, yo estaba allí en esa fila. Le miro y luce bonito y bien vestido.

—Gracias —digo mirando al interior de su elegante casa—, ¿y tus padres?

—Se han ido a la playa para que tengamos una fiesta sin interrupciones.

—¿Qué considerados?

—Bastante —aduce colocando su mano sobre mi hombro descubierto, llevo un vestido de tiras, a tono con el ambiente—, vamos, tenemos ponche liviano para pasar el rato y uno bastante fuerte para ya sabes, ponernos a tono.

—Ya lo creo, ¿tus padres aprueban eso?

—Fue su idea la división —se ufana más sonriendo—, ¿vamos?

No espera que responda y me lleva con él.

—Vale —acepto, aunque mis ganas son de salir corriendo de allí, sintiendo fastidio por el toque de su mano.

En la parte del patio están todos, tiene una enorme piscina y todos están alrededor o dentro de ella. hay música y todos rechiflan cuando nos ven llegar, y ahora me lleva de su mano, exhibiéndome como si fuera alguna especie de trofeo. Trato de soltarme y él me mira.

—Relájate, solo están molestando.

—No quiero estar aquí —digo y él entorna su mirada haciéndose el interesante.

No hay atracción en eso, y lo cierto es, que si quiero irme de allí.

—Está bien, vamos por ponche y luego a un lugar con menos ruido.

—Bien —acepto porque si necesito un lugar con menos ruido para decirle lo que tengo en mente.

William me lleva hasta la mesa de ponches y pide que le sirvan dos vasos, nos los llenan y tomando cada uno el suyo me guía hasta el interior de la casa. Y luego, hasta las escaleras que suben a la segunda planta hasta llegar a una puerta. La abre y me indica que entre.

—No te asustes, te traje porque nadie nos molestará aquí.

Eso me hace preguntar:

—¿Qué tienes en mente, William?

—Lo que tu tengas en mente, Allie.

—Yo solo quiero hablar seriamente.

—Yo también —repone ingresando a la habitación, manteniendo la puerta abierta para que pase.