*Cuarenta y seis*

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Ha pasado una semana desde que llegara de nuevo a casa y desde que hablara con Luke. Y no fue tan malo, de algún modo su confesión me ayudó a sobrellevar y aligerar un poco, la carga que significaba tener sentimientos por él. No he hablado con papá, finalmente quedamos de acuerdo en que me diría cuando sería la operación de Luke, así que no me extraña que no me llame. Después de todo, es imposible no mantenerme a la expectativa. De eso depende su vida, y como Allie, o su hermana, deseo que viva.

Mamá no ha vuelto a hablarme del tema que le expuse, y la verdad tampoco he hecho nada por volver con el tema, pero ha servido para que sus exageradas muestras de amor mengüen y ahora se tornen un poco frías. No me extraña que me esté escondiendo algo y la duda de que hay más de lo que dice, crece cada día. He estado hablando con William y aunque no es que tenga muchos ánimos de hacerlo, me forzado a aceptarlo porque de algún modo tengo que superar a Luke. Hoy iré a su casa, luego de mi intempestiva llegada decidió que adelantaría la fiesta que tenía planeada en su casa para dentro unas semanas, cuando se supone yo regresaría.

Alguien toca mi puerta y yo me levanto a abrirla, no es mamá, es Carl.

—¿Puedo pasar? —pregunta y yo asiento.

—Claro.

—¿Vas a salir?

—Voy a una fiesta con mis amigos —informo volviendo a sentarme en la butaca frente al tocador.

Desde el espejo veo como rasca su cabeza y busca sentarse en el borde de la cama. Eso me hace pensar que es la primera vez desde que llegué que Carl entra en mi habitación. Es un hombre ocupado y no hemos hablado mucho.

—Allie, sé que no lo pasas bien.

—¿Por qué lo dices? —cuestiono girándome de lado para mirarle.

—No pareces la misma desde que llegaste, y no me hagas creer lo contrario que te conozco bien. Aunque no suela hablar mucho contigo.

—Carl...

—Aunque no lleves mi sangre, te adopté como hija, pero eso no ha sido motivo para que sienta algún tipo de celos por tu padre. Admiro a Jack, él hace mucho por ti.

—Él también está agradecido contigo, nunca ha dicho nada malo de ti.

—Qué bueno. Debe ser porque a pesar de todo, nos entendemos.

—¿Hablas mucho con él?

—Por supuesto que sí.

—¿Cómo es eso posible?

—¿Por qué no? Soy un hombre civilizado —se ufana Carl y yo sonrío, pero luego me calmo, si dice eso es porque hay algo más en su repentino deseo de hablarme de algo que puede ser muy personal para él—, él me contó lo que realmente pasó para que hayas regresado tan rápido.

—Ah...

—A tu madre le ha encantado la idea, pero creo que está siendo un poco injusta contigo.

—¿Injusta? ¿Cómo?

—Solo lo ha aprovechado, porque sabe que eso impedirá que quieras ir a verlo otra vez.

—Pero... eso no va a pasar.

—Sí pasará. Te quedarás el resto del año, y para año nuevo te marcharás a la universidad y ella confía que todo lo que se viene para ti te haga olvidar, pero ambos sabemos que no será así.

—¿Carl por qué de repente dices todo esto?

—Porque Emma no está siendo del todo sincera contigo. Solo está siendo muy egoísta contigo.

—Por qué no me dices lo que sabes.

—Porque es ella quien debe hacerlo. No yo —prosigue con la incógnita y se levanta de la cama—, ya no eres una niña, Allie, y ella debe entender eso —añade y sale de la habitación sin aclarar nada, y dejándolo todo en mamá, sin embargo, mamá de repente, ya no quiere hablar conmigo.

Mi teléfono vibra con un mensaje de Cam, que ya está llegando. Me levanto y me debato si debería ir con ellas o quedarme a esperar a mamá que hoy está llevando a mi hermano Theo al pediatra.

Pero puedo hacerlo después, no obstante, no me hace mucha gracia ir a la fiesta y hablar con William. Me ha dicho que tiene algo importante que decirme hoy y lo cierto es, que no siento ninguna emoción.

***

Un chico malo en mi verano✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora