Crybaby

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—Es que parece que no entiende lo grave del asunto.

—Ni siquiera eres su padre, Potter. Y a los niños no les hace mal una mano dura, sobretodo si son inútiles. —dijo Lucius con desprecio.

—Mano dura es la que va a aterrizar en tu tremendo hocico, Malfoy.

—Hagan el favor de comportarse —dijo Dumbledore—. Entiendo la preocupación, James, pero los métodos de enseñanza-

—¡Son horribles al parecer! Leo la carta —James agarró el pedazo de pergamino que había enviado Harry—. "A Neville no le va demasiado bien y trato de ayudarle, pero en POCIONES no hay caso. Es como si el PROFESOR SNAPE —miró a Dumbledore y luego a Lucius— lo odiara, de hecho la primera clase le cayó como algo encima que era como que tóxico y Neville quedó LLENO DE HERIDAS y no me dejó ir con él a la enfermería y EN GENERAL LO TRATA MUY MAL". Yo sé que no es mi hijo, pero es mi ahijado y lo quiero como si fuera mío, y estoy aquí porque lamentablemente sus papás no pueden y estoy seguro de que si pudieran, lo estarían. No estoy pidiendo que echen a Snape, lo cual sería glorioso, pero sí que al menos le baje. ¡Es un niño! ¡Tiene once años recién, y si fuera tu hijo, Malfoy, estoy seguro de que no habría ni perdón ni olvido.

—Por suerte mi hijo no es un completo inútil como ese niño Longbottom. Snape es un buen maestro, y Harry y Draco son los mejores de la clase, así que no sé de qué te quejas siquiera. —siguió Lucius.

—¡Hay maneras! No porque no sea mi hijo directamente va a dejar de ser mi problema, si va a tratar mal a todo el resto-

—Bien, tomaré las medidas necesarias para que las clases sean un espacio seguro para todos los estudiantes. El profesor Black es el que debería estar dando las clases de pociones para primer, segundo y tercer año, pero aún no vuelve de sus vacaciones. De todos modos, hablaré con el profesor Snape al respecto.

—Bien. Buenos días.

—Sí, si me disculpas, tengo que hablar temas de REAL RELEVANCIA con el director, Potter. Supongo que te irás directo a casa visto a que tu amado Regulus no ha llegado aún.

—Cierra el hocico, Malfoy. Mejor vete a freír papas con la grasa del pelo de tu comadre que tanto defiendes. —dijo James antes de sacarle la lengua y salir sujetando bien su mochila mientras Lucius le hacía una mueca.

Caminó por el pasillo en busca de Neville, cuando vio a Snape de lejos, así que hizo como si buscara algo en su bolsillo y le enseñó el dedo para luego seguir de largo y ver a Harry afuera.

Estaba en una mesa riéndose de algo. James reconoció enseguida a quien estaba junto a él, pues era igualito a Lucius, pero él simplemente miraba a Harry y se reía con él. Ya sabía que había perdido esa apuesta con Sirius.

Abajo y de espaldas, había una túnica de Hufflepuff bajo un cabello corto y rojo y junto a él, una de Ravenclaw que apenas se distinguía por el alborotado pelo castaño de la chica. Sintió cierto alivio, lo que más había estado pensando era en que Harry se iba a rodear de serpientes y se iba a transformar en un mini monstruo, pero en realidad solo se le derritió el corazón al verlo con su uniforme y con sus amigos.

Harry se percató de que James estaba ahí, así que soltó una sonrisa aún más grande y corrió a abrazarlo.

—¿Por qué estás acá? —dijo Harry mientras James se agachaba para quedar a su altura.

—Hola, ¿cómo estás, querido padre? Muy bien, ¿y tú? Ah, excelente —le dijo James mientras el resto se acercaba—. Nada, solo vine a ver unas cosas, papeleo. Oh hey, ¿no vas a presentarme a tus amiguitos?

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