Cálido y Rojo

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—Ya está. No sacamos nada con seguir discutiendo de esto ahora, vamos a almorzar, los chicos deben estar muertos de hambre —dijo Lily levantándose, con una mano en la panza—. ¿Quién se queda a almorzar?

—Todos —le dijo Sirius—. Menos Quejicus y el otro culo ese.

—Uf, bien.

—Pero Lily, siéntate, no te preocupes. —le dijo Molly.

—No, si yo puedo, de verdad. —Lily fue a la cocina a armar los platos y Molly fue con ella también.

—¿Como te encuentras, querida?

—Bien, muy bien, gracias... solo un poco cansada con todo esto, pero... bien.

—¿Sí? ¿Y como lo estás haciendo sola? —le preguntó Molly sirviendo patatas.

—Bueno, no estoy sola. Los chicos igual son un gran aporte. —asintió Lily sin mirarla.

—Oh... ya veo. ¿James te ayuda?

—¿En qué me ayudaría James? Si ya me embarazó ya, ¿de qué más sirve? —Lily se rió—. Ha comprado ropa y juguetes... los de Harry ya los habíamos donado todos. Le armó un cuarto en la casa...

—Ah, ya... bueno, por lo menos no te ha dejado sola con esto... ¿aún así tienes tiempo de estar atenta con Harry y todo eso?

—¿Atenta? ¿Hablas de cuidarlo de que vuelva a...? —Lily la miró—. ¿No será que le crees al profeta? Como si hubiéramos abandonado a Harry —dijo cortando una carne con rabia—. Estos vampiros tienen la boca llena de mentiras. Qué increíble como las palabras son un arma más letal que cualquier espada. Claro, cuentan lo que les conviene. Por supuesto no van a decir de como los otros alumnos no lo dejaban ni caminar en el pasillo, como le decían cosas, como le hacían la vida imposible a mi pobre bebé. Nosotros siempre estuvimos para Harry —Lily soltó el cuchillo y se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, mirando hacia arriba—. Espero que ninguna madre tenga que pasar por esto. No tienes idea de lo que fue abrir esa puerta y encontrarlo ahí... estaba pálido... estaba helado... de verdad pensé que lo había perdido... Molly, fue horrible... lo tomé en mis brazos, pensé que era la última vez que lo iba a hacer, y me acordé de la primera y fue... —ella hizo una pausa un momento y trató de calmarse—. Perder a un hijo... es un dolor, Molly... que no se lo deseo ni a la peor persona del mundo. Una cree que los va a tener ahí hasta el día que una de muera, pero no sabes eso... no lo sabes —se puso la mano en la panza y respiró profundo—. Agh... ya no me puedo sacar esa imagen de la cabeza. A este niño yo lo amo incondicionalmente —la miró—. Es la única forma en la que una madre puede amar.

Lily agarró dos platos y salió a ponerlos en la mesa.

—¿Qué tienes, Lily? —Remus le puso una mano en el hombro.

—Nada... agh. Es que sabes —le susurró—. Me da rabia Molly... me llevó al tema de Harry y me hizo acordarme... —negó con la cabeza—. Me enoja mas de lo que debería que no apoye a sus hijos con solo que quieren hacer y que haya echado a uno de su casa. Lo encuentro... horrible. No sé, estoy sensible y con ganas de pelear.

—Mh... ya lo sé... atroz.

—¿Puedes llamar a los chicos a almorzar?

—Seguro.

Ella vio hacia el otro lado de la mesa, James y Regulus estaban llorando de la risa mientras Sirius empujaba a Regulus hacia un lado.

Unos minutos después entraron los chicos en silencio. Harry pudo escuchar las risas desde el pasillo, y cuando lo vio, James se levantó a abrazarlo.

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