The calm before the storm

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Resulta extraño pensar que, cuando uno teme algo que va a ocurrir y quisiera que el tiempo empezara a pasar más despacio, el tiempo suele pasar más aprisa.

Los días que quedaban para la primera prueba transcurrieron tan velozmente como si alguien hubiera manipulado los relojes para que fueran a doble velocidad. A donde quiera que iba Harry lo acompañaba un terror casi incontrolable, tan omnipresente como los insidiosos comentarios sobre el artículo de El Profeta. A cada rato sentía mariposas en el estómago o como si de repente estuviera en caída libre, le daban escalofríos y de repente le daban ataques de pánico que lo hacían dejar de funcionar por completo, y al igual que el año pasado, estaba vomitando todo otra vez por lo que parecía más delgado de lo normal.

Sus padres estaban empeñados a enseñarles todo lo que sabía para defensa y ataques, hechizos muy avanzados y prácticamente se pusieron en cualquier escenario. Parecía como si le estuvieran exigiendo demasiado, pero en contraste, parecía mejor poner presión sobre Harry antes que verlo muerto.

El sábado antes de la primera prueba dieron permiso a todos los alumnos de tercero en adelante para que visitaran el pueblo de Hogsmeade. Hermione le dijo a Harry que le iría bien salir del castillo por un rato, y Harry no necesitó mucha persuasión.

Fue con ella, Ron y Fred. Nadie le decía nada cuando lo veían de la mano con él.

Al entrar en la aldea vio a otros estudiantes, la mayor parte de los cuales llevaban insignias de «Apoya a CEDRIC DIGGORY», aunque aquella vez, para variar, no vio horribles añadidos, y tampoco nadie le recordó el estúpido artículo.

—Ahora la gente se queda mirándome a mí. —dijo Hermione de mal humor, cuando salieron de la tienda de golosinas Honeydukes comiendo unas enormes chocolatinas rellenas de crema.

—Somos un triángulo amoroso. —dijo Fred.

—Si supieran la verdad... —suspiró Hermione.

—Últimamente me gusta mucho más fingir que somos novios formales. Excepto con Cho y Cedric.

—Harry, a ti te gusta todo lo que produzca una sombra lo suficientemente grande y juegue quidditch. —le dijo Ron.

Rita Skeeter y su amigo fotógrafo acababan de salir de la taberna Las Tres Escobas.

—Formación. —dijo Fred divertido, y puso a Harry detrás de él. Hermione se alborotó el cabello y se puso al lado de Harry y Ron lo tapó por atrás.

Pasaron al lado de Hermione sin mirarla, hablando en voz baja. Harry tuvo que aguantarse la risa para que Rita Skeeter no se diera cuenta de que lo estaban escondiendo de ella.

Cuando se alejaron, volvieron a caminar normalmente.

—Deben de estar alojados en el pueblo —dijo Harry—. Apuesto a que han venido para presenciar la primera prueba.

Mientras hablaba, notó como si el estómago se le llenara de algún líquido segregado por el pánico. Pero no dijo nada de aquello.

—¿Qué tal si vamos a tomar una cerveza de mantequilla a Las Tres Escobas? Hace un poco de frío, ¿no? —sugirió Fred.

—Bueno...

Entraron y Draco estaba con Theo, Blaise y Pansy en una mesa. Ella saludó a Harry animada, Blaise simplemente les sonrió y le enseñó el dedo a Ron, pero Draco y Theo ni se voltearon a mirar, pero obviamente Draco notó que habían entrado, porque le dio un beso a Theo y Pansy soltó un chillido emocionada.

Harry resopló herido y se sentó dándole la espalda a Draco, también dándole un beso a Fred y Ron los miró horrorizado.

—¡Buagh! Se me quitó el hambre. —alegó Ron.

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