Humiliated

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El gran comedor estaba hecho un quilombo. Todo el  mundo hablaba sobre al fin podrían ponerse para participar en el torneo, sobretodo Fred y George que según ellos tenían todo resuelto.

—Si ganamos el premio, te voy a invitar a cenar. —le dijo Fred a Harry balanceándose ansioso, a lo que él se rió.

—Si tú lo dices...

Ron seguía tragando y tragando, cuando escucharon una voz junto a ellos.

—Pegdonad, ¿no quiegen más bouillabaisse?

Se trataba de la misma chica de Beauxbatons que se había reído durante el discurso de Dumbledore cuando llegaron. Una larga cortina de pelo rubio plateado le caía casi hasta la cintura. Tenía los ojos muy azulea y los dientes muy blancos y regulares. Ron se puso colorado y la miró, abrió la boca para contestar, pero de ella no salió nada más que un débil gorjeo.

—Llévatela. —le dijo Harry, acercándole a la chica la sopera.

—¿Han tegminado con ella?

—Sí —repuso Ron sin aliento—. Sí, es deliciosa.

La chica tomó la sopera y se la llevó con cuidado a la mesa de Ravenclaw. Ron seguía mirándola con ojos desorbitados, como si nunca hubiera visto una chica. Harry se echó a reír, y el sonido de su risa pareció sacar a Ron de su ensimismamiento.

—¡Es una veela! —le dijo Harry con voz ronca.

—¡Por supuesto que no lo es! —repuso Hermione ásperamente—. No veo que nadie más se haya quedado mirándola con la boca abierta como un idiota.

—Ah, ni hablen. Sobretodo tú, Harry, que así es como miras a jjjjjjjj. —Ron se atoró porque Harry le aventó un pedazo de carne que le cayó directo en la garganta.

Fred soltó una carcajada tapándose la boca y Hermione soltó un largo jadeo que vendría a ser su risa.

—¡Harry! —Ron escupió el pedazo de carne y se lo aventó a la cabeza—. Imbécil. ¡Te digo que no es una chica normal! ¡Las de Hogwarts no están tan bien!

—En Hogwarts las hay pura diosa —contestó Harry. Daba la casualidad de que Cho Chang estaba sentada a unas pocas sillas dedistancia de la chica del pelo plateado—. Solo mira a la chica que tienes al lado —señaló a Hermione—. Diosa. Angelina, Diosa. Ginny, Diosa. Pansy, Diosa. Cho, Diosa. Parvati y Lavender, diosas. Todas las chicas de Hogwarts son bonitas.

—Ah, gracias, Harry. —le dijo Hermione—. Miren quién acaba de llegar.

Señaló la mesa de los profesores, donde ya se habían ocupado dos asientos vacíos. Ludo Bagman estaba sentado al otro lado del profesor Karkarov, en tanto que el señor Crouch, el jefe de Percy, ocupaba el asientoque había al lado de Madame Maxime.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó Harry sorprendido.

—Son los que han organizado el Torneo de los tres magos, ¿no? —repuso Hermione—. Supongo que querían estar presentes en la inauguración.

Cuando llegaron los postres, vieron también algunos dulces extraños. Ron examinó detenidamente una especie de crema pálida, y luego la desplazó un poco a la derecha, para que quedara bien visible desde la mesa de Ravenclaw. Pero la chica que parecía una veela debía de haber comido ya bastante, y no se acercó a pedirla. Una vez limpios los platos de oro, Dumbledore volvió a levantarse.

Todos en el Gran Comedor parecían emocionados y nerviosos. Con un estremecimiento, Harry se preguntó qué iba a suceder a continuación. Fred y George se inclinaban hacia delante, sin despegar los ojos de Dumbledore.

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