🍏No Fun Club🍏

Cry on the couch

—Toma asiento, Harry. Esto es solo rutinario... es un caso simple de uso de magia en menores de edad. Entonces. Hiciste un hechizo para bloquear una puerta la tarde del dos de junio, exactamente a las tres de la tarde con veintidós minutos y trece segundos. ¿Por qué?

—Bueno, no sé si leyó El Profeta —él la miró directo a los ojos—. Lo hice porque creí que no volvería al colegio, porque estaba a punto de matarme.

Se hizo un silencio incómodo mientras ella anotaba en una libreta.

—Okay, Harry... entonces estás consciente de que no puede hacer magia fuera del colegio antes de los diecisiete años.

—Claramente.

—No se presentará ningún tipo de cargo o consecuencia esta vez, pero te dejaremos con una advertencia.

—Bien, la próxima vez que me vaya a matar, me aseguraré de morirme —asintió, y ella lo miró francamente preocupada—. Perdone. Era broma. No... no volverá a pasar.

Ella puso un sello y cerró la carpeta.

—Estaríamos listos entonces. Suerte, éxito este año.

—Gracias, señorita Bones... —Harry se levantó y salió de la oficina para encontrarse con su mamá, que lo esperaba.

—¿Como te fue?

—No me expulsaron ni nada, así que... creo que bien.

—Bien.

Fueron al ascensor y al abrirse, se encontraron con Sirius y James hablando muy animadamente.

—¡Hey! ¿Qué andan haciendo aquí? —preguntó Sirius.

—No, una tontera... ¿ustedes? —preguntó Lily, mientras Harry solo apartaba la vista.

—Veníamos a inscribirnos como animagos... para dar clases. —asintió Sirius.

—Ah, qué bien... igual más tranquilidad, ¿no?

—Mh, eso creo.

Lily soltó una carcajada.

—Ay, no supero a James congelándose con la luz.

—No es gracioso. —le dijo conteniendo una sonrisa.

—Es muy gracioso.

—¿Como estás? —le preguntó James—. A punto de reventar, veo.

—Estamos bien... —Lily se puso una mano sobre la panza—. Es tranquila... el otro día me pateó la vejiga y me mié, pero fuera de eso... —se rió.

—Ah, ¿te acuerdas de la vez que Harry te hizo esa gracia? Pero ahí andábamos en pleno callejón.

—Tuve que decir que se me rompió la fuente, qué vergüenza... —soltó una risa más fuerte—. Pero este sí se movía, no me dejaba tranquila, no se quedaba quieto hasta que le ponías a-

—Queen. —dijeron los tres a la vez.

—Pero si estás tan grande... —dijo James sacudiéndole el pelo a Harry con orgullo.

—Te cuento, que en la mañana le llegó su cartita... y salió prefecto.

—¡Prefecto! ¿De verdad, Harry?

—Mh. —asintió intentando fingir que no era la gran cosa.

—¡No, qué orgullo! —lo jaló para darle un abrazo.

—Sí salió igual de nerds que los dos. —dijo Sirius enternecido.

—Envidioso. —le dijo Lily divertida.