Capitulo 23.

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Preparativos.
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La infancia no es de una edad concreta a otra. El niño crece y abandona los infantilismos.

La infancia es el reino donde nadie muere.

Cuando era niña, soñaba con poder casarme vestida de blanco con el hombre que amará de verdad, jugaba con mis muñecas simulando una boda. Al poco tiempo de crecer abandoné esas ideas, ahora ya no quería casarme, ahora yo quería viajar por todo el mundo. Pero un chico cobrizo se atravesó en mi camino enamorándome perdidamente, estuvimos de acuerdo en que después de casarnos viajaríamos por todo el mundo, juntos.

La tragedia llegó, llevándose a lo que más amaba, creí que había muerto, creí que no iba volverlo a ver, pero el volvió y esta vez era para siempre.

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Un golpeteo frenético, un latido alocado...

Un corazón en proceso de cambio.

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La punta de las zapatillas blancas se escuchaba por todo el piso de madera, Alice estaba feliz al ver cómo Romina manejaba las zapatillas con mucha facilidad, parecía que estaba modelando en una pasarela y para Alice, Romina sería la modelo y novia más hermosa.

Desde lo alto de una ventana, Edward veía como la mujer que ama, caminaba con facilidad con aquellas zapatillas. Sonrió al ver como Alice aplaudía de emoción para después ponerse muy seria, dándole las indicaciones de que debe dormir mucho. Romina se quitó las zapatillas para dárselas a Alice y adentrarse a la casa descalza.

Decir que estaba emocionado era poco, ¿Cuántas noches añoró que pasará este momento? Eran demasiadas las noches en las que le rogaba a dios y a la luna de que ella volviera a él y poder así casarse para ser felices durante toda la eternidad. Y ahora estaban a 24 horas de que aquel deseo se cumpliera, estaba consciente de que no podría tener hijos con su compañera, eso lo sabía muy bien, pero podrían adoptar ¿Cierto?

Había veces en las que pensaba que tal vez Seth le podría dar una vida casi normal a Romina, pero rápidamente descartaba esa idea al pensar a su compañera en los brazos de otro. Observó cómo sus hermanas y madre superaban la idea de que ellas nunca podrían tener hijos, primero fue Esme que al principio se sentía un poco mal por no poder tener un hijo, pero cuando Romina y Edward llegaron todo pensamiento de tener un bebé fue olvidado, tenía a sus hijos y aunque no fueran de sangre ella los quería como si los fuera. Después fue Rosalie quien cada día se odiaba por no poder embarazarse, ella quería un hijo con Emmett, quería seguir siendo humana, quería su vida humana de regreso y hasta el día de hoy se seguía lamentando.

Al último fue Alice quien al principio se sintió un poco mal, pero no duró mucho, ella fue la única que lo pudo sobrellevar mejor.

Y estaba su compañera quien cuando eran humanos, los dos tuvieron planes de como serían sus hijos, la pareja quería tener dos bebés una niña que tendría el cabello de Edward y los ojos de Romina y un niño que tendría el cabello de Romina y los ojos de Edward, pero aquello nunca se pudo cumplir.

Y ahora que estaban congelados no podrían cumplirlo, siempre se quedarían así estancados, o eso era lo que pensaba Edward.

[°°°]

Las mujeres Cullen iban de arriba para abajo agregando pequeños detalles faltantes para la boda, ya que era mañana y a Romina no la dejaron ayudar, la mandaron a dormir para que al siguiente día estuviera preparada.

Leía un libro, recostada en la cama, mientras recitaba en susurros sus versos favoritos de Orgullo y Prejuicio de Jane Austin, era uno de sus tantos libros favoritos de la misma autora.

Hubiera dado el mundo por haber tenido valor para decir la verdad, para vivir la verdad.

Mis afectos y deseos no han cambiado, pero una palabra suya me silenciará para siempre.

La felicidad en un matrimonio es completamente cuestión de suerte.

—Usted me ha hechizado...

—En cuerpo y alma.

Término Edward la frase, el cobrizo estaba recargado en la puerta mirando a su compañera con amor y adoración, finalmente se acercó a ella mientras acariciaba su mejilla con delicadeza.

Ninguno de los dos necesitaba palabras o expresiones para decirse cuánto se amaban, solo lo sabían. Los dos sabían muy bien el amor que se tenían, tan grande, tan puro, tan real. Era algo simplemente perfecto.

Decían que la peor droga era otro ser humano. Y eso era totalmente cierto.

Los dos se necesitaban, los dos se amaban.

—¿Estás nerviosa?

—Un poco.

Edward sonrió mientras la miraba atentó.

—Eh esperado esto desde 1918—murmuró— Cariño, mi vida era como una noche sin luna antes de volver a encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones. Y entonces tú volviste a cruzar mi cielo como un meteoro. De pronto todo volvió a encender, todo se llenó de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando nos separamos, cuando él meteoro desapareció en el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido.

—Te amo Edward Cullen.

Romina se acercó a el cobrizo mientras se paraba de puntitas, Edward se inclinó rozando sus labios.

—Y yo te amo a ti, señora Cullen.

Un beso, un hermosobeso fue lo que pasó entre aquellos dos enamorados, un beso de amor verdadero.Demasiado Cliché ¿Verdad?, bueno a ellos no les importaba, para la pareja soloexistían ellos dos, para ellos no había nadie especial más que su amor eterno,y dentro de diez horas, se unirían eternamente.

Demasiado Cliché ¿Verdad?, bueno a ellos no les importaba, para la pareja soloexistían ellos dos, para ellos no había nadie especial más que su amor eterno,y dentro de diez horas, se unirían eternamente

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Gracias por leer.

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐨 [𝐸𝑑𝑤𝑎𝑟𝑑 𝐶𝑢𝑙𝑙𝑒𝑛] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora