Capitulo 3.

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Un interesante francés 

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Chicago, 1916.

Cada fin de semana iba a la misma biblioteca de cuando la vio por primera vez a la misma hora sin falta ni retraso. Deseaba volver a verla, pero eso no sucedió, ella ya no volvió.

Se estaba rindiendo, nuevamente fue a la biblioteca si ella no aparecía se rendiría. Tomó un libro de poesías francesas quería practicar su francés por si la veía, se sentó en el mismo sofá de cuero de siempre.

Espero mientras leía un hermoso poema que de alguna forma lo hacía pensar en ella. Pasando las horas se levantó y recogió sus cosas, ella no apareció, se sentía decepcionado por no volver a ver a esa hermosa señorita que lo cautivó con sus ojos azules como el mar y ese acento francés tan pronunciado.

Caminaba con la cabeza gacha, mientras seguía leyendo el libro de poemas, estaba tan concentrado que no vio cuando alguien chocó con él, por el impacto hizo que sus cosas cayeran.

—Oh por Dios en verdad lo lamento — dijo una dulce voz con preocupación. Se notaba su acento francés.

Edward que se puso a recoger sus cosas levantó un poco la vista, encontrándose con unos tacones rojos, siguió subiendo su mirada hasta llegar al rostro de la chica y eso hizo que rápidamente se levantara.

—No se preocupe señorita, ha sido mi culpa estaba distraído.

—No pasa nada, también ha sido mi culpa estaba demasiado concentrada viendo los libros — contestó con una sonrisa.

La chica de ojos azules bajo su vista al suelo viendo las cosas del cobrizo tiradas, se agachó para levantarlas.

—No se preocupe, yo lo levantó — dijo extendiéndole su mano.

La joven tomó su mano sintiendo una descarga eléctrica qué pasó por su espalda al igual Edward había sentido lo mismo. El cobrizo conectó sus ojos con los de ella, sintiendo esa conexión esa necesidad de estar con ella para siempre y nunca soltarla era como si algo le dijera que ella era la indicada, la persona que sin saberlo espero toda su corta vida.

—Hola de nuevo, Edward — saludó la chica rompiendo el contacto visual.

—Hola señorita, Romina — saludó, tomando su mano dejando un pequeño beso.

—Lamentó no haber venido antes, tengo una agenda muy ocupada y muy apenas pude salir de mi casa—comentó apenada.

—Oh no se preocupe, de hecho, aún no he encontrado su libro — dijo con una sonrisa de lado.

—Bueno aún tiene pretexto para seguir viéndome — sonrío guiñándole.

(°°°)


Así pasaron esa noche entre pláticas, caminando por las calles hasta que se dieron cuenta de ya era demasiado tarde y se tenían que ir. Él no quería separarse de ella y ella tampoco, apenas lo conocía, pero sentía que debía estar con él para siempre.

—Merci pour cette belle conversation, monsieur, mais je dois y aller maintenant. —Se despidió ella en un perfecto francés— Au fait, elle a de beaux yeux.

Ella una vez más lo dejó cautivado por su acento tan elegante.

—Le plaisir a été le mien mademoiselle, j'espère vous revoir très bientôt. Merci pour le compliment mais je pense que tes yeux sont les plus beaux que j'aie jamais vu et ton français est le plus beau français que j'aie jamais entendu — contestó él besando la mano de la peli negra

Se sorprendió por el perfecto francés del chico y se ruborizó al escuchar que si le había entendido.
Se despidió de él caminando directo para su casa.

—Au revoir Romina — grito él agitando su mano.

—Au revoir Edward —contestó ella dándole una sonrisa.

Para él su francés era encantador, ella era realmente encantadora.

Para él su francés era encantador, ella era realmente encantadora

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Gracias por leer.

Merci pour cette belle conversation, monsieur, mais je dois y aller maintenant .
Au fait, elle a de beaux yeux: Gracias por la agradable conversación caballero, pero ahora tengo que irme.
Por cierto tiene unos ojos muy bonitos.

Le plaisir a été le mien mademoiselle, j'espère vous revoir très bientôt. Merci pour le compliment mais je pense que tes yeux sont les plus beaux que j'aie jamais vu et ton français est le plus beau français que j'aie jamais entendu: El placer ha sido mío señorita, espero volver a verla muy pronto. Gracias por el cumplido pero creo que sus ojos son lo más hermoso que he visto y tú francés es el francés más hermoso que he escuchado.

Au revoir: Adiós.

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐨 [𝐸𝑑𝑤𝑎𝑟𝑑 𝐶𝑢𝑙𝑙𝑒𝑛] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora