Capítulo 32.

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Yo no lo elegí.
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Seth corría hacia la casa Cullen junto a Jacob, la manada planeaba asesinar a Romina y ellos irían a avisarles, los dos habían abandonado la manada. Jacob se reveló para defender a Seth, y Leah también iba con ellos, no le agradaban los vampiros, pero Romina era su amiga y la ayudaría.

—Entonces ahora seremos una manada de tres— murmuró Seth divertido.

—Al parecer sí.

—Gracias Jacob, por defenderme de Sam, gracias por ayudarme a proteger a Romina— agradeció Seth.

Jacob solo sonrió para empezar a caminar hacia la casa Cullen, cuando estuvieron un poco cerca vieron al cobrizo quien estaba en el balcón al escuchar su llegada. Jacob se sorprendió al verlo así de demacrado, se veía destruido, sin vida, aunque literalmente estaba muerto.

—Prepárense, vendrán por Romina— informo Seth serio.

Jacob y Leah se sorprendieron al verlo tan serio, pero trataron de disimular.

No la van a tocar.

Contesto Edward.

—De acuerdo.

El cobrizo se fue dentro de la casa para seguir investigando sobre el embarazo de su esposa.

—Si que se ve mal — habló Jacob.

—Se ve destrozado, creo que la ama demasiado, su conexión de seguro debe de ser mucho más fuerte que la imprimación— murmuró Leah.

—¿Pueden cerrar la boca los dos? — reclamó Seth molesto.

Jacob y Leah solo levantaron las manos en modo de defensa, Seth camino hacia la casa de los Cullen para informarles el plan de la manada.

[°°°]

—Sam ya perdió el elemento sorpresa y no querrá enfrentarlos si lo superan en número, no llegarán directamente, va a rodear el lugar y tendrá que esperar — informó Seth el plan de la manada.

—Vamos a tener que pelear— se escuchó la firme voz de Emmett el cual tenía sus brazos cruzados.

—Sin peleas, no romperemos el tratado— negó Carlisle.

—El tratado no es válido, eso es lo que piensa Sam.

—Nosotros no— replicó Esme con voz tranquila pero preocupada por su hija.

—Carlisle nadie a cazado en semanas— habló Emmett.

Edward miro a cada integrante de su familia para después apartar la mirada con culpa. Agudizó su oído para escuchar que Romina estuviera bien, que aquella cosa no le hiciera mucho más daño de lo que ya le hacía, escuchó su tranquila respiración con los lentos latidos de su corazón, si antes se escuchaban lentos ahora se escuchaban mucho más lentos, casi imperceptibles.

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐨 [𝐸𝑑𝑤𝑎𝑟𝑑 𝐶𝑢𝑙𝑙𝑒𝑛] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora