Capitulo 8.

14.3K 961 47
                                    

La carta.

←←★→→

←←★→→

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

←←★→→

Forks, Washington.

Aquella carta que había sido escrita y entregada por Romina por fin había llegado a Forks.

La mayoría de los Cullen habían salido a cazar, quedando en la casa solo Edward, Alice y Esme, la querida esposa del doctor preparaba en la cocina un delicioso pastel de chocolate, obviamente no lo comerían, una vez que Esme terminara de hacer el pastel lo llevaría hacia los niños del orfanato, le gustaba ayudarlos y le encantaba ver sus sonrisas felices cada vez que Esme llegaba con un postre diferente.

Edward tocaba tranquilamente el piano, aquella melodía que alguna vez le dedico a Romina Berry sonaba por toda la casa, se desconcentró un poco al escuchar el sonido de llantas contra el pavimento, no le tomo importancia sabía que era el correo así que siguió tocando aquella melodía suave. Tal vez serían cartas de los Denali o de algún amigo nómada de Carlisle, no lo sabía y no le interesaba en lo más mínimo.

Esme desde la cocina escucho todo, no le tomo importancia ya que aún no era fin de semana y Romina no enviaría cartas o eso creía ella.

---¡Edward puedes recoger el correo por favor! --- dijo Esme alzando un poco la voz consiente de que Edward la escucharía.

El cobrizo solo susurro un "Está bien".
Salió hacia afuera de la casa para abrir aquel buzón de color caoba, caminó hacia la puerta de su casa nuevamente, no le importaba quien había mandado cartas, pero ese día le dio demasiada curiosidad algo extraño ya que la mayoría del tiempo ignoraba aquellas cartas que se escribieron.

Miró hacia los lados observando que nadie lo viera algo irónico ya que si alguien estuviera cerca lo sentiría. Cautelosamente observó los nombres de aquellas cartas.

"Eleazar Denali".

"Garrett".

"Hospital de Forks".

Una a una iba leyendo el nombre de la carta, hasta llegar a un nombre que le llamó la atención, aquel nombre por el que siempre se culpó de su muerte, aquel nombre que pertenecía a la única mujer que amo y seguía amando.

"Romina Berry".

Gracias por leer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Gracias por leer.

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐨 [𝐸𝑑𝑤𝑎𝑟𝑑 𝐶𝑢𝑙𝑙𝑒𝑛] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora