Capítulo 26.

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Luna de miel.
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Todos bailaban felices al ritmo de la música, mientras algunos otros solo platicaban.

Algunos invitados apreciaban a los recién casados, mientras ellos se balancean estando abrazados y Edward le recitaba en susurros a Romina las frases de amor de todos los libros de la autora Jane Austen, pues él sabía quién era la autora favorita de su esposa.

Garret junto a Kate los veían felices, Garret había asistido a la boda de su amiga de la cual antes estaba enamorado, pero ahora había encontrado a su compañera y era nada más y nada menos que Kate Denali, y ahora solo le tenía un gran cariño a Romina, se podría decir que ahora la quería como a una hermana.

—Tu sorpresa ha llegado— aviso Edward con una sonrisa.

—¿Sorpresa? — preguntó confundida Romina.

Edward solo sonrió tratando de ocultar sus pensamientos lejos de Romina, pues está había intentado leer la mente de su esposo.

El tomo su mano para llevarla lejos de todos los invitados, se acercaron un poco al bosque hasta que Romina miro a Edward curiosa.

—No tuvimos tiempo de arreglarnos formales— dijo una voz que ella claramente conocía.

Rápidamente miro hacia donde estaba esa voz y se sorprendió al verlos.

Su mejor amigo casi hermano estaba ahí frente a ella junto a su mejor amiga, Benjamín y Tía su compañera, eran del clan egipcio. Los había conocido en uno de sus tantos viajes hacia Egipto, se había llevado rápidamente bien con aquella pareja de vampiros con sus ojos carmesí.

—¡Benjamín, Tía! — grita emocionada mientras corría hacia ellos para después abrazarlos fuertemente a los dos.

—Estas preciosa Romina— halagó Tía mientras abrazaba nuevamente a su amiga.

Romina solo sonrió contenta de que sus amigos estuvieran en un día importante junto a ella. Los había invitado, pero creía que tal vez no podrían ir a su boda, pero estaban ahí frente a ella.

Estuvieron un rato platicando, hasta que ya era hora de regresar, Benjamín y Tía se adelantaron a la fiesta para después ser presentados por Garret quien también los conocía gracias a Romina. La híbrida se quedó con Edward cerca del bosque.

El cobrizo la abrazaba mientras se balanceaban de un lado a otro, no se necesitaban palabras para expresarse cuánto se amaban, porque ellos sabían todo el amor que se tenían.

—Te amo Señora Cullen.

—Y yo a usted Señor Cullen.

—Vamos, nos deben estar extrañando — murmuró él cobrizo para después caminar mientras besaba la mejilla de su compañera.

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐨 [𝐸𝑑𝑤𝑎𝑟𝑑 𝐶𝑢𝑙𝑙𝑒𝑛] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora