Una chica extrañamente hermosa.←←★→→
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Invierno de Chicago 1916.
La biblioteca Newberry era la mejor de Chicago, podías encontrar cualquier tipo de libro. Era grande y espaciosa se asimilaba a una mansión, pero una mansión repleta de libros, podías estar horas y horas leyendo.
Un joven leía tranquilamente en un cómodo sofá de cuero, recitaba en susurros las oraciones que más le llamaban la atención la obra que leía era una de sus favoritas Romeo y Julieta. Cuando susurraba lo hacía como si se lo dijera a alguien, aunque el joven no ha tenido ninguna relación amorosa hasta ese momento creía que no era necesario tener una pareja o eso creía hasta que la vio por primera vez.
Unos pasos lo desconcertaron de su lectura, no le tomó importancia y siguió con su lectura, pero esos pasos cada vez se acercaban más eran similares a zapatos de tacón por lo que dedujo que la dueña de los pasos era una mujer.
Retiró su vista del libro solo para ver cómo una chica como de su edad se sentaba enfrente del sofá en el que estaba sentado él. Se le quedó mirando como tonto lo que había visto le había afirmado que aquella chica era totalmente hermosa, quería ver su rostro, pero el libro que ella leía le tapaba su rostro, vestía un largo y elegante vestido color azul rey junto con un abrigo de lana el vestido tenía toques dorados en la falda.
Se preguntaba porque ella no volteaba a verlo tal vez no sentía su mirada o simplemente la ignoraba. El joven volvió a su lectura, pero sin poder concentrarse realmente su mente estaba en aquella peli negra que estaba enfrente de él, habían pasado segundos, minutos e incluso horas y él no se podía concentrar en su lectura.
Cuando levantó la vista para volver a verla se dio cuenta de que ella ya no estaba allí, pero a lado del sofá de cuero donde ella momentos antes estaba sentada había un libro. Guardó sus cosas, se levantó y se acercó al libro que había dejado aquella hermosa joven, leyó el título del libro Sensatez y Sensibilidad, no quería ser irrespetuoso pero la curiosidad le ganó y abrió el libro en la primera página, estaba un poco amarillenta la hoja, pero aun así en buen estado en la esquina de la hoja con perfecta caligrafía que dejó sorprendido al joven yacía escrito un nombre Romina, supuso que ese era el nombre de ella.
Sin perder tiempo salió rápidamente de la biblioteca para ver si lograba alcanzarla y entregarle su libro y tal vez podría conseguir una amistad con ella.
Salió a la calle mirando para todos lados para ver si la localizaba cuando entre las tantas personas que había ahí se vio un vestido de color azul rey se apresuró a alcanzarla teniendo cuidado con las personas que estaban ahí.
Cuando de repente empezó a sentir gotas caer en su cabeza, una llovizna para nada ligera empezó a caer, se detuvo un poco mirando aquella joven dándose cuenta que también se había detenido levantando su vista a la lluvia que caía, esperaba que se fuera caminando deprisa para no mojarse, normalmente eso hacían las mujeres caminaban rápido para no mojarse y que su maquillaje se arruine, pero no ella se mantuvo allí disfrutando la lluvia que caía en su rostro, era una chica extraña muy extrañamente hermosa.
Se había quedado sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando ella empezó a caminar de nuevo, así que volvió a correr intentando alcanzarla.
—Señorita, señorita— grito aquel joven de cabello cobrizo.
En ese momento ella volteó y él pudo apreciar el hermoso mar de sus ojos eran realmente hermosos tan azules como el cielo, pero eran muy similar al mar, se quedó petrificado ante tal belleza.
—¿Sucede algo caballero? —preguntó ella con un acento francés muy pronunciado dejando al cobrizo más embobado que antes.
Ella pasó su mano de un lado a otra cerca del rostro del joven, pero sin tocarlo.
—Uh...si... lo siento—exclamó saliendo de su trance — Usted ha olvidado su libro.
—Oh, no me había dado cuenta de que lo dejé, gracias por regresarlo joven...— contestó ella esperando el nombre del cobrizo.
—Edward... Edward Masen — contesto él tomando delicadamente la mano de la joven dándole un pequeño beso en su mano sorprendido en lo suave que es esta.
Ella soltó una delicada risa que para Edward sería su nueva melodía favorita.
—Soy Romina...Romina Berry.
Contestó ella fascinando al cobrizo por su acento francés.
—Disculpe mi atrevimiento, pero, no la había visto por aquí en el pueblo.
—Oh, soy nueva por aquí me acabo de mudar ayer — contestó ella con una sonrisa fascinando al joven delante de ella.
Se miraron por unos minutos más, él perdiéndose en esos hermosos ojos azules y ella perdiéndose en los verdes de él tan hermosos y puros. En ese instante una preguntaba pasaba por la mente de los dos ¿existía el amor a primera vista?
—¡Señorita Romina! La he estado buscando ¡oh por Dios va a pescar algo! Vamos venga— un señor de unos 42 años interrumpió el contacto visual de aquellos dos, poniendo una sombrilla para cubrir a la chica y dándole otra sombrilla al cobrizo.
El señor que Edward dedujo como su chaperón empezó a caminar.
—A sido un placer haber hablado con usted señor Edward.
—Señorita Romina, el señor Edward es mi padre, dígame solo, Edward.
—Oh entonces solo, Romina.
Contestó ella con una radiante sonrisa haciendo sonreír al cobrizo.
—Disculpe mi atrevimiento nuevamente, pero me gustaría volver a verla— dijo con un leve rubor en sus mejillas.
A la peli negra le pareció tierno aquel rubor y sacando el libro que momentos antes él le había de vuelto lo estiró hacia él.
—Toma así tendrás un pretexto para volver a verme— exclamó ella con una sonrisita.
Aquella acción tomó por sorpresa al joven, pero aceptó el libro protegiéndolo de que no se mojará.
—Entonces será un placer volver a verla, señorita Romina— contestó él con una sonrisa de lado que hizo que el corazón de la joven latiera rápido.
—Buenas noches, Edward.
—Buenas noches, Romina.
Observó como ella se iba alejando junto con su chaperón, volteó de nuevo hacia él dándole una pequeña pero encantadora sonrisa la cual él devolvió.
Se dio la vuelta caminando directo para su casa observando detenidamente el libro entre sus manos, definitivamente Sensatez y Sensibilidad sería su nuevo libro favorito.
Se fue pensando en aquella chica extrañamente hermosa, pensando en esos hermosos ojos azules tan puros y profundos como el océano.
Gracias por leer.
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𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐨 [𝐸𝑑𝑤𝑎𝑟𝑑 𝐶𝑢𝑙𝑙𝑒𝑛] ✓
VampireEh tratado de escapar de mi destino, pero todos los caminos siempre me llevan a lo mismo. Aunque en cierta parte le agradezco porque ese camino me llevo nuevamente hacia ti, mi dulce amor, mi amor eterno.